
Los hechos que ahora resumo y la interpretación que de ellos han hecho los 16 protagonistas que aún viven (iremos comentando sus declaraciones) pienso que harán ver que “la epopeya de los Andes” es una parábola, fuente de inagotables interpretaciones.

El viernes 13 de octubre de 1972, un avión uruguayo que llevaba 45 pasajeros a Chile, en su mayoría jóvenes jugadores de un equipo de rugby, se estrelló en Los Andes, a más de tres mil metros de altura. 13 de ellos murieron en la caída y durante la noche fallecieron otros 3. Al día siguiente muere una señora. Ocho días más tarde es la hora de Susana Parrado, hermana de “Nando”, cuya madre había fallecido al caer el avión.
En los restos del aparato no hay cómo alimentarse, los días pasan y se diluyen por completo las esperanzas de un rescate cuando oyen en la radio que se ha abandonado la búsqueda. Deciden entonces, después de no pocas vacilaciones, utilizar los cuerpos muertos para mantenerse con vida. Al mismo tiempo, acuerdan todos que, si uno de ellos muere, los demás hagan lo mismo con él.
Cuando llevan dos semanas así, sobreviviendo a temperaturas bajo cero, un alud de nieve sepulta a otros 8; quedan 19. El 15 de noviembre fallece uno más y otro el 18. El 11 de diciembre vuelve la muerte y aún se lleva a otro de los muchachos.
Desde unas semanas atrás, Nando Parrado, Roberto Canessa y “Tintín” Vizintín ( 23, 19 y 22 años) habían decidido, con el apoyo de todo el grupo, intentar salir del lugar: el 12 de diciembre, sin conocer la dirección correcta ni el tiempo que les llevará, emprenden lo que será, al fin, nada menos que el cruce de los Andes: sin equipo, sin experiencia de montaña, sin nada. Lo harán Parrado y Canessa, porque dos días después de salir decidieron que Vizintín volviera al avión y les dejara el alimento que llevaba consigo.
Después de diez días de escalar montañas, de enterrarse en la nieve, de pasar las heladas noches andinas, el jueves 21 encuentran a un arriero que da la alerta a la policía chilena. Los 14 sobrevivientes que están en los restos del avión son rescatados el 22 y 23. El domingo 24 de diciembre, después de setenta días imposibles de olvidar mientras vivan, celebraron en Santiago la Navidad.
1 comentario:
Tengo en mi memoria la imagen de aquellos muchachos sentados escuchando Misa el día de Navidad de 1972, que no eran más que una sombra de los que habían salido de Montevideo con el entusiasmo de ir a jugar un partido de rugby a Chile. ERan jóvenes, sabían jugar en equipo de eso no hay duda, así actuaron, así decidieron, así sobrevivieron. Una historia de valor , de lucha que mereceía ser contada, por ellos y de esta forma.
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