
En realidad, sí se sabe: llegó un segundo después de las 12 de la noche del 31 de diciembre de 2008. Advertir su presencia y ponerse todos a desear a tutti quanti cantidad de cosas buenas, fue de no creerse.
Enseguida subí a la terraza de mi casa, para disfrutar el rito anual del comienzo del nuevo año: bombas de colores, año tras año más hermosas. Son lo efímero por definición, pero me encantan.
Después brindé con mis amigos por tantas intenciones, que perdí la cuenta. Después estrené la guitarra Stagg que me regalaron los Reyes en Navidad: ideada (?) en Bélgica, es Made in China, naturalmente, y suena muy bien. Cantamos villancicos celebrando a Santa María, Madre de Dios, la fiesta preciosa con la que empezamos los cristianos cada año. Después me fui a dormir.

Entre otros, el propósito de prestarle más atención a este blog o, quizás, de empezar otro, en el primer día del 2009 se resume en una sola palabra: ¡éxito! Lo deseo a todos de corazón.
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