Páginas

domingo, 18 de enero de 2009

DESCANSO EN "LA PALOMA"


El otro día hablé con Alberto, que tiene 22 años y estuvo 10 días descansando en La Paloma. Lo encontré agotado, la verdad. - ¡Y qué quiere!, me dijo. ¡Es un ritmo agotador!... - ¿ ? - Bueno, me iba a dormir a las 11. - ¿!!?... - ¡No, a las 11 de la mañana, no de la noche. - ¿ ? - ¡Claro!, si la fiesta empieza a las 5, ¿a qué hora se va a dormir? - ¿ ? - A la playa fui muy poco, la verdad; con ese horario... A las 5 o 6 de la tarde me levantaba para almorzar (bueno, almorzar o desayunar o cenar, no sé bien qué era pero es lo mismo). Después, hasta las 8 hacía playa y hacía planes para la noche. - ¿ ? - En casa casi no estaba. Sí, mi vieja se quejaba y mis hermanos también, que no estaba nunca, que no iba con ellos, pero ¡qué quiere que haga si en La Paloma es así! -¿ ? - No, a eso de las 10 o las once de la noche me iba a la casa de algún amigo a hacer la previa y ahí estábamos hasta las 4, cuando pasábamos a buscar a los otros para ir a bailar. Sí, hubo fiestas buenas... Las mejores empezaban a ponerse bien a las 7 de la mañana, ¡ahí sí que se ponía buena la cosa!... - ¿ ? - ¿Usted quiere la verdad, la verdad? Bué, la verdad es que mucho no. Más le digo: el año que viene no voy a La Paloma. Estos días estoy descubriendo que Montevideo... ¿Sabe que está buenísimo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo un hijo de la misma edad y veraneamos en la Paloma hace muchos años, desde que él era pequeñito. Santiago, así se llama, adora ese lugar en cualquier época del año, pero sobre todo en verano. Nos costó mucho a mi esposo y a mí, entender y sobre todo aceptar el ritmo de vida que llevan los jóvenes en la época estival. Creo que después de mucho tiempo logramos un " equilibrio" y de esa forma compartimos , sin conflictos mayores, las vacaciones, un momento sin duda maravilloso para vivir en familia.
El tiempo que invertimos en formar a nuestros hijos, el tiempo para sentarnos, dialogar ( aún sabiendo que pensamos diferente) en las vacaciones y también fuera de ellas, cuando volvemos a casa , se pone a prueba . Si se divierten sanamente, sin perder los valores cristianos y éticos que les trasmitimos, disfrutaran esta época irrepetible de la vida, sin que lloremos todos el habernos equivocado y agradeciendo a Dios lo que le dimos y le ha dado.