
El Niño trae en su mano derecha el rollo con el anuncio mesiánico de Isaías –“el Espíritu del Señor está sobre mí”-, y dirige su mirada ilusionada al Padre que está en los cielos, deseando hacer su voluntad de salvar a los hombres.
María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos mira a cada uno preguntando: ¿sabrás responder con amor, al Amor de mi Hijo por ti?
José no mira más que a la misión que ha recibido del Padre: cuidar a Jesús y a María. Las manos de la “trinidad de la tierra”, casi entrelazadas, son el signo exacto de la fidelidad con que cumplió su encargo.
Sagrada Familia de Dios con nosotros: que sepamos aprender de los Tres, para poder desearnos de verdad:
¡Feliz Nacimiento, Feliz Navidad!
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