
CÓMO SOBREVIVIR INTELECTUALMENTE AL SIGLO XXI. Y lleva este subtítulo: Los escritos más polémicos del Chesterton de la lengua española.
Como en la publicidad invitan a leer el primer capítulo del libro, a él me fui y disfruté un delicioso mini-ensayo sobre el LIBERALISMO. Entre otras, Castellani hace estas consideraciones que a nosotros, uruguayos, ¡nos afectan tanto!... ¿Le damos la razón o la bronca?
La verdadera libertad es un estado de obediencia. El hombre se liberta de la corrupción de la carne obedeciendo a la razón, se liberta de la materia sujetándose al perfil diamantino de una forma, se liberta de lo efímero atándose a un estilo, de lo caprichoso adaptándose a los usos; se liberta de su infecundidad solitaria obedeciendo a la vida, y de su misma vida caduca y mortal se liberta, a veces, perdiéndola en obediencia a Aquel que dijo: «Yo soy la Vida». Sólo el mal poeta pide el verso libre, decía Lugones. El buen poeta multiplica las ataduras de su materia, para hacer más visible el triunfo de la forma, en lo cual consiste la belleza. Lugones fue a buscar la arena y el barro del Río Seco para hacer su última obra, que supervivirá al cedro, al marfil y a la plata de las anteriores. Donde el loco, el esclavo, el preso y el plebeyo dicen: Libertad, el noble dice: Honor, Belleza, Amor o Sabiduría. La máxima libertad nace del máximo rigor, dijo Leonardo da Vinci: porque el hombre es más libre a medida que es más fuerte —como se enseña en la cátedra de Defensa Nacional de La Plata— y la obsesión de la libertad es la prueba de la máxima debilidad, que es la debilidad de la mente. ¿Quién hay en el mundo que quiera ser libre como lo son los uruguayos, que son los hombres más libres del mundo, a juzgar por lo que ellos dicen?