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martes, 30 de diciembre de 2008

¿LIBERTAD PARA LOS URUGUAYOS?

En este penúltimo día de 2008 me llega la información de que Libros/Libres acaba de publicar en España una antología de textos del inefable Leonardo Castellani, sacado del ostracismo por Juan Manuel de Prada. El título del libro es entrador:
CÓMO SOBREVIVIR INTELECTUALMENTE AL SIGLO XXI. Y lleva este subtítulo: Los escritos más polémicos del Chesterton de la lengua española.
Como en la publicidad invitan a leer el primer capítulo del libro, a él me fui y disfruté un delicioso mini-ensayo sobre el LIBERALISMO. Entre otras, Castellani hace estas consideraciones que a nosotros, uruguayos, ¡nos afectan tanto!... ¿Le damos la razón o la bronca?
La verdadera libertad es un estado de obediencia. El hombre se liberta de la corrupción de la carne obedeciendo a la razón, se liberta de la materia sujetándose al perfil diamantino de una forma, se liberta de lo efímero atándose a un estilo, de lo caprichoso adaptándose a los usos; se liberta de su infecundidad solitaria obedeciendo a la vida, y de su misma vida caduca y mortal se liberta, a veces, perdiéndola en obediencia a Aquel que dijo: «Yo soy la Vida». Sólo el mal poeta pide el verso libre, decía Lugones. El buen poeta multiplica las ataduras de su materia, para hacer más visible el triunfo de la forma, en lo cual consiste la belleza. Lugones fue a buscar la arena y el barro del Río Seco para hacer su última obra, que supervivirá al cedro, al marfil y a la plata de las anteriores. Donde el loco, el esclavo, el preso y el plebeyo dicen: Libertad, el noble dice: Honor, Belleza, Amor o Sabiduría. La máxima libertad nace del máximo rigor, dijo Leonardo da Vinci: porque el hombre es más libre a medida que es más fuerte —como se enseña en la cátedra de Defensa Nacional de La Plata— y la obsesión de la libertad es la prueba de la máxima debilidad, que es la debilidad de la mente. ¿Quién hay en el mundo que quiera ser libre como lo son los uruguayos, que son los hombres más libres del mundo, a juzgar por lo que ellos dicen?

lunes, 29 de diciembre de 2008

PROPOSITO PARA EL AÑO NUEVO

Cuando estamos descontando de apuro los días que quedan de este año 2008, uno siente la necesidad de hacer cuentas, de componer un balance claro y sincero en el que consten pérdidas y ganancias... Es algo muy pero muy personal, naturalmente, y no pocos de los resultados de este examen sólo quedan entre uno mismo y Dios. Como es lógico, de aquí salen también los propósitos que todos nos hacemos para el 2009, que es una gran agenda para estrenar y escribir día a día tratando de que sea con buena letra.

Hace cosa de cuatro meses, a mi me regalaron una agenda electrónica, una Palm, que me sirve mucho, la verdad sea dicha: con ella ordeno las citas de aquí al 2024, si quiero (que no quiero porque vaya uno a saber dónde estará entonces); en ella tengo registrados los "contactos", en los que consta el nombre y apellidos de mis amigos y conocidos, su teléfono fijo y el móvil; su dirección postal personal y la profesional; y su cumpleaños, fecha clave que, cuando llega el día señalado, la agenda te lo recuerda con el icono de una torta con velitas. ¿Qué más se puede pedir? ¡Se le puede pedir mucho más! Si no lo hago es porque, en mi caso, serían prestaciones tan inútiles como un cenicero en la moto.
El gran recurso que sí utilizo con entusiasmo y agradecimiento, es la posibilidad de ir transcribiendo con preciosa letra Arial, cuerpo 9, las fichas de los libros que voy leyendo. Y este año, gracias a los viajes que hice cada semana, leí bastantes. Recomiendo, por ejemplo, estos: El amor escondido. La búsqueda del sentido de la vida, de Janne Haatland Matlary: un testimonio autobiográfico que enriquece cualquier cantidad. No estamos solos, de André Frossard, que escribe como los ángeles. Padres fuertes, hijas felices, de Meg Meeker, una doctora norteamericana que sabe por estudios y experiencia profesional la importancia que tienen los papás en la formación de sus hijas y les da a ellos cantidad de consejos excelentes. El libro rojo de los mártires chinos, editado por Gerolamo Fazzini, testimonios y relatos autobiográficos de católicos chinos durante el gobierno comunista de Mao: estremecedor. Leí también la novela de Husseini Cometas en el cielo, muy buena, recemos por Afganistán. Y un libro de cuentos de Jiménez Lozano, La piel de los tomates, escrito con un amor por lo pequeño que es una delicia.

De todos estos libros fui copiando líneas y párrafos enteros, hasta formar un pequeño tesoro que archivé en una carpeta titulada LECTURAS. Y el otro día me dije: - Vamos a pasar el tesoro a la computadora, no sea cosa que se me borre. Enchufé el cablecito mágico que sincroniza el PC con la Palm, apreté el botoncito que transfiere los datos de uno al otro y del otro al uno... y hete aquí que en la Palm no me quedó ni una sola de las fichas que tomé con tanta ilusión, y, lo que es peor, por más que busqué en el PC, a ver si las había guardado celosamente en algún oculto rincón de su disco duro, hasta el día de hoy no encontré ninguna.

Bueno, ya se imaginan cuál es uno de mis propósitos para el 2009. Si alguien me transmite alguna experiencia sobre el particular, se lo agradeceré mucho. En todo caso, esto no es más que una anécdota. Lo importante es que el año nuevo está ahí, a la vuelta de la esquina, como una agenda sin estrenar (electrónica o de papel).

lunes, 22 de diciembre de 2008

¡FELIZ NAVIDAD!


Cuando llega la Navidad reviven en mí, con la fuerza de los recuerdos imposibles de olvidar, las dos Navidades que pasé en Roma junto a San Josemaría Escrivá de Balaguer. Eran días en los que, deseoso de contagiar su alegría por el nacimiento de Jesús, se multiplicaba en iniciativas de cariño con sus hijos y convertía estas fechas en un presagio del Cielo. Y no exagero ni esto.


Hoy, un amigo con el que me unen la friolera de 50 años de amistad, me manda este dibujo que representa, con toda verdad, la fiesta que San Josemaría celebrará en el Cielo. Me pareció que no podía quedarme con el regalo para mí solo y aquí se los entrego deseándoles de corazón una MUY FELIZ NAVIDAD.


miércoles, 17 de diciembre de 2008

MIRADAS DE NAVIDAD


El Niño trae en su mano derecha el rollo con el anuncio mesiánico de Isaías –“el Espíritu del Señor está sobre mí”-, y dirige su mirada ilusionada al Padre que está en los cielos, deseando hacer su voluntad de salvar a los hombres.

María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos mira a cada uno preguntando: ¿sabrás responder con amor, al Amor de mi Hijo por ti?

José no mira más que a la misión que ha recibido del Padre: cuidar a Jesús y a María. Las manos de la “trinidad de la tierra”, casi entrelazadas, son el signo exacto de la fidelidad con que cumplió su encargo.

Sagrada Familia de Dios con nosotros: que sepamos aprender de los Tres, para poder desearnos de verdad:

¡Feliz Nacimiento, Feliz Navidad!