Páginas

lunes, 17 de noviembre de 2008

CARTA SOBRE EL ABORTO

El Presidente se portó como un hombre de palabra y el viernes 13 de noviembre vetó la ley que despenalizaba el aborto. Un día antes, el semanario Búsqueda publicó esta carta que le mandé.

El proyecto de ley de “Defensa de la salud sexual y reproductiva” es, en primer lugar, un engañapichangas que, usando expresiones como la de su título, esconde esta siniestra realidad: los médicos ginecólogos uruguayos, si no presentan una objeción de conciencia, se convertirán en verdugos de bebés.

Esta es la pura y estremecedora verdad. La ley que aprobaron los diputados por un voto, habilitará a los médicos a cometer el más grave de los infanticidios. ¿Lo van a permitir?

La ley que permitirá el aborto es, en segundo lugar, una manifestación exacta de la ideología anti vida que promueven desde hace décadas organizaciones como la Federación Internacional para la Planificación Familiar (IPPF), que está financiada, entre otras, por las Fundaciones Ford y Rockefeller. ¿Cómo se explica la cooperación de un gobierno progresista con el más odioso imperialismo yanqui, que pretende limitar los nacimientos a cualquier precio?
La ideología anti vida es un proyecto cultural mundial que, enarbolando la bandera de la libertad de la mujer, está pulverizando las bases mismas de la sociedad, al negarle al más indefenso de los seres humanos su sacrosanto derecho a vivir.


Desde los fundadores de nuestra patria hasta hoy, Uruguay ha ido atesorando un valioso patrimonio de cultura cívica, basada en la familia y en la defensa de los derechos humanos. El proyecto de ley que ahora se pretende aprobar constituye una violación flagrante de ese tesoro de humanidad y fraternidad que es orgullo de nuestro ser nacional. Con toda razón, hace años, Daniel Viglietti compuso aquel “Gurisito mío” que cantaban Marga y Betty: “Niño, mi niño, vendrás en primavera, te traeré; gurisito mío, lugar de madreselva te daré. Y aunque nazcas pobre te traigo también. Se precisan niños para amanecer”. ¿Qué ha pasado en Uruguay, para que ahora no queramos que nazcan los niños?

En repetidas ocasiones el Presidente Vázquez ha asegurado su veto a este desgraciado proyecto. Lo mueve a hacerlo la evidencia científica de que la vida humana comienza en la concepción y, en consecuencia, debe ser protegida con el mayor empeño. La decisión del Presidente es valiente y políticamente incorrecta. Pero es la que corresponde: porque se ajusta a la verdad.

En uno de sus poemas, Mario Benedetti escribió: “Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó”. Nuestros legisladores aún están a tiempo, si rectifican, de escribir en nuestra historia una página de sabiduría.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Padre, lo felicito por su carta. Y me saco el sombrero por Tabare, por no actuar de la forma mas comoda y facil y por su valentia en un tema tan delicado. El veto fue juridicamente impecable. Desde aca seguimos las instancias muy de cerca. Un gran saludo,
Manina Köncke

JAIME FUENTES dijo...

Muchas gracias. Estamos jugando un partido importante... ¡y hay que ganarlo!