¡Fui a Lourdes, recé en Lourdes, descubrí en Lourdes la fuerza de la Iglesia!: los enfermos. Volví a Montevideo, me zambullí en el trabajo, disperso entre la universidad y los viajes a Paysandú y a Salto. Abrí ¡una vez! este blog, y leí comentarios de sorpresa por mi silencio, contradictorio con la promesa hecha de que contaría lo que había vivido en Lourdes...
Cerré el blog, y un día sí y el otro también, hago el propósito de cumplir la promesa... Hoy la reitero, no vaya a ser que piense alguno que me quedé allá (no digo para siempre, pero con enorme gusto habría estado allí bastante más tiempo del que estuve) o que sufro de amnesia. Con la ayuda de la Virgen, en este mes del Rosario, espero encontrar la imprescindible serenidad como para hilvanar tres ideas y colocar alguna foto que saqué y que no tengo en esta máquina.
En todo caso, una primera idea es ésta: después de 150 años, en Lourdes la Virgen está muy pero que muy presente: consolando, animando, ayudando, escuchando...
3 comentarios:
Padre Jaime, que alegria enterarme de la existencia de su blog, y de su ida a Lourdes. Espero a pesar del tiempo transcurrido y la distancia que nos haya tenido un poquito en sus oraciones al lado de la Virgen. Lo saluda con gran cariño
Manina Köncke
Padre, yo era una de las que pensè que se habìa quedado!!! queremos màs cuentos!!!!
¡Qué sorpresas!: Manina y Jóse. Las encomiendo muy especialmente, con sus preciosas familias.
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