
Este Viernes Santo llegarán al cielo oraciones en todos los idiomas -¡en español, ante todo, hermanos de América!- pidiendo a Dios que socorra en su calvario a Ingrid y a cuantos, como ella, sufren el secuestro infame de las FARC. Es el mismo Jesús que sufrió la condena más injusta de la historia, quien está junto a ellos diciéndoles desde la Cruz: "Perdónenlos, que no saben lo que hacen. Estoy sufriendo con ustedes. Y tengan fe: yo he vencido al miedo y a la muerte. Confíen en mí".
Me gustaría decírselo a Ingrid y a los cientos de mujeres y hombres que tampoco este año celebrarán a Jesús Resucitado con los suyos. Con un verso de Eduardo Falú: "la vida es sólo un instante y un beso la eternidad".
Y a los secuestradores les recordaría que ese mismo Jesús nos juzgará por nuestros actos: por ellos conquistamos el cielo o el infierno para siempre.
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