Caí en la cuenta de que depende de mí. Leí en el evangelio de San Juan: "Yo soy la luz del mundo". Sí, si yo lo dejo. Como siga con tantos "factores" cubriéndome el alma...
Hago el propósito -¡"A ver qué hacemos...!"- de abrir puertas y ventanas y dejar que la Luz haga su obra: examen sincero, arrepentimiento, confesión... ¡Luz!
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