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domingo, 30 de marzo de 2008

EL ÚLTIMO DISCURSO DE JUAN PABLO II

Hoy celebra la Iglesia el segundo domingo de Pascua que, desde el año 2000, por voluntad de Juan Pablo II, es el “Domingo de la Divina Misericordia”. Fue precisamente en la víspera de este domingo, que en el año 2003 cayó el 2 de abril, cuando el Santo Padre se fue al cielo. La perspectiva agranda su figura. Quien fue su portavoz, el Dr. Joaquín Navarro Valls, en ocasión de recibir el Premio Brajnovic de la Comunicación, en 2005, pronunció un discurso del que reproducimos algunos párrafos.


Juan Pablo II entendía el trabajo de los profesionales de la información y la importancia que la comunicación tiene en nuestra época. Pero respetaba más allá de lo imaginable la profesionalidad de quien trabajaba con él en este campo: sólo en muy contadas ocasiones –quizás no más de dos en veinte años- me dio una indicación sobre el modo de realizar nuestro trabajo. Antes de partir hacia Pekín para participar en la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la Mujer, en una sesión de trabajo se le hizo ver al Papa la dificultad que nos esperaba en ese foro internacional. Escuchó muy atentamente y, al final, nos dio un solo consejo: “Si encuentran ustedes dificultades, comuniquen con la gente”. La gente, en este caso, era la opinión pública. El hecho de que los debates y negociaciones fueran a puerta cerrada, ocasionaba en algunas delegaciones un alto nivel de irresponsabilidad al no sentirse fiscalizados por la prensa. Simplemente comunicar a los periodistas los términos del debate, inició un proceso de cambio en la opinión pública que determinó una mejoría sensible en el resultado final de la conferencia.
El estilo de Juan Pablo II era el de expresar sus pensamientos, experiencias y sin indicar qué porción de cuanto había comunicado debía o podía ser transmitido a la opinión pública. En realidad, no recuerdo una sola vez en veinte años que el Papa indicara el carácter reservado de cuanto decía. Determinarlo era, en su opinión, competencia de la profesionalidad de quien lo escuchaba. Cuando, por ejemplo, en 1992 le fue diagnosticado un tumor intestinal del que debía ser operado, después de informarme de cuanto era preciso, me dijo: “Yo diré el domingo solamente que he de internarme en el Hospital. Usted puede decir a continuación lo que le parezca conveniente”.

COHERENCIA HASTA EL FINAL

En su vida, todo fue vivido como elemento constitutivo de su ministerio. Los episodios clínicos, los límites de la edad, la progresiva debilidad física, estaban incluidos en su Pontificado: eran unA parte de él y servían de algún modo a su misión. No exhibió pero tampoco escondió la debilitación de sus energías físicas, y con ello ayudó a muchas personas en todo el mundo a dar un sentido a las propias debilidades. Nunca hablé con él del modo en que, sobre todo a través de la imagen televisiva, había que tratar esta imagen del Pontificado. Pero me pareció que era congruente con su enseñanza el no amputar de su biografía ministerial lo que pertenecía en esos años a su biografía humana.
Quizás esto pueda ayudar a entender el modo cómo se informó de la enfermedad final de Juan Pablo II. Quizás la última misión de crear un lenguaje adecuado a las cosas del hombre las ha realizado Juan Pablo II durante su ancianidad y su muerte. La decadencia biológica del ser humano silenciado muy a menudo en nuestro entorno cultural. Desposeída de su sentido, la debilidad física se ve como algo escandaloso; como si esas circunstancias fueran un absurdo del que no se pudiera extraer significado alguno para la biografía personal. Creo que Juan Pablo II transmitió nítidamente la verdad de que la vida humana conduce a la muerte como a su final pero no como a su sentido y que la vulnerabilidad física y los límites que ella implica son reveladores del ser humano. La reacción que espontáneamente se produjo aquellos días dentro y fuera de la geografía cristiana, parece confirmar la elocuencia y grandeza de aquellos últimos días en los que Juan Pablo II no era capaz de pronunciar fonéticamente un elocuente y grande discurso.

viernes, 28 de marzo de 2008

¿CONTENER, CONTENIDA?...

De un tiempo a esta parte me llama la atención el adjetivo "contenido". Digo el adjetivo porque, como sustantivo, su uso es el de siempre: contenido es la cosa que se contiene dentro de otra, es el índice de materias de un CD, de un libro, etcétera. Pero desde hace un tiempo las "contenidas" son las personas. Es el caso, por ejemplo, de una tía Petronila que estaba viviendo sola con sus 87 años y no quería compañía de ninguna clase porque todos son ladrones y si no fijate lo que le pasó a mi vecina y yo no quiero que a mi me pase... Gracias a Dios, Petronila accedió a que la acompañe una sobrina nieta y está, finalmente, "contenida". Bueno, casos de estos, que casi se encuentran en el border-line, son los que están contenidos y contenidas.
Quise salir de dudas y fui al diccionario. Leí entonces la primera definición de "contenido": "que se conduce con moderación o templanza". No me esperaba esto. ¿Se sabe hoy el contenido de esas dos palabras? No sé qué decir. En todo caso, asocié la definición con este cuadro de Isabel Guerra: me parece que esa mujer está dichosamente contenida consigo misma.



miércoles, 26 de marzo de 2008

INTERACTUAR ES LA CONSIGNA

Creo que tenía 12 o 13 años cuando vi una película de Marcel Marçeau: me quedé embobado con este genio irrepetible de la mímica que, solo consigo mismo, llenaba un escenario y fue Maestro del increíble arte de "interactuar" con el público en completo silencio.

Me vino a la cabeza su recuerdo, hace un rato, mientras tomaba algo con mi amigo Josean en la cantina de la universidad. Coincidimos en que el verbo "interactuar" ha desbancado a nuestros elementales verbos preciosos como dialogar, conversar, opinar, charlar... En todo caso, me quedó claro que el blog está pensado para interactuar y, de mi parte, según me dijo Josean, es importante dejar la puerta abierta para conversar, opinar, dialogar... Voy a tratar de hacerlo así, con la ayuda de ustedes, claro. Porque Marcel Marçeau sólo hubo uno y murió el 22 de septiembre de 2007.

domingo, 23 de marzo de 2008

MAGDI ALLAM NO TIENE MIEDO



Magdi Allam, egipcio de nacimiento, es un periodista conocido internacionalmente. Cuando tenía 20 años se trasladó a Italia y ha llegado a ser especialista en asuntos islámicos del Corriere della Sera. Durante la Vigilia Pascual celebrada en la Basílica de San Pedro, Magdi Allam recibió los sacramentos de la iniciación cristiana de manos de Benedicto XVI. Hoy publica el Corriere la carta que dirige al Director del diario y que he traducido para los lectores de este blog, subrayando algunos párrafos especialmente impactantes.


Querido Director: lo que voy a contarte se refiere a una elección mía, de fe religiosa y de vida personal, que no quiere de ninguna manera involucrar al Corriere della Sera, del cual me honro de formar parte desde 2003, como uno de sus Vice directores. Te escribo, por tanto, como protagonista del hecho, como ciudadano privado.
Ayer de noche me he convertido a la religión cristiana católica, renunciando a mi anterior fe islámica. De esta manera, finalmente ha visto la luz, por gracia divina, el fruto sano y maduro de una larga gestación vivida en el sufrimiento y en la alegría, entre la profunda e íntima reflexión, y su consciente y manifiesta exteriorización. Estoy especialmente agradecido a Su Santidad el Papa Benedicto XVI, que me ha conferido los sacramentos de la iniciación cristiana, Bautismo, Confirmación y Eucaristía, en la Basílica de San Pedro, en el transcurso de la solemne celebración de la Vigilia Pascual. Y he asumido el nombre cristiano más sencillo y explícito: “Cristiano”.
Desde ayer me llamo “Magdi Cristiano Allam”.
Para mí ha sido el día más hermoso de mi vida. Conseguir el don de la fe cristiana el día de la Resurrección de Cristo, de manos del Santo Padre es, para un creyente, un privilegio inigualable y un bien inestimable. Teniendo casi 56 años, es un hecho histórico, excepcional e inolvidable, que señala un cambio radical y definitivo respecto al pasado. El milagro de la resurrección de Cristo ha reverberado en mi alma, librándola de las tinieblas de una predicación donde el odio y la intolerancia con los “diferentes”, condenados acríticamente como “enemigos”, prevalecen sobre el amor y el respeto del “prójimo” que es siempre y en todas partes “persona”. Mi mente se ha liberado del oscurantismo de una ideología que legitima la mentira y la disimulación, la muerte violenta que induce al homicidio y al suicidio, la ciega sumisión y la tiranía, y he podido adherirme a la auténtica religión de la Verdad, de la Vida y de la Libertad. En mi primera Pascua como cristiano, no sólo he descubierto a Jesús, sino que he descubierto por primera vez el verdadero y único Dios, que es Dios de la Fe y de la Razón.

EL PUNTO DE LLEGADA

Mi conversión al catolicismo es el punto de llegada de una gradual y profunda meditación interior, de la cual no habría podido sustraerme, puesto que desde hace cinco años estoy obligado a llevar una vida blindada, con vigilancia fija de mi casa y escolta de policías permanente, a causa de las amenazas y de las condenas a muerte de los extremistas y de los terroristas islámicos, tanto de los que residen en Italia como de otros del exterior. He tenido que preguntarme sobre la actitud de quienes han emitido públicamente las fatwe (declaración por la que cualquiera puede matarlo) de los responsables jurídicos islámicos, denunciándome a mí, que era musulmán, como “enemigo del Islam”, “hipócrita cristiano copto que finge ser musulmán para dañar al Islam”, “mentiroso y difamador del Islam”, legitimando así mi condena a muerte. Me he preguntado cómo es posible que alguien como yo, que ha luchado con convicción y hasta el cansancio por un “Islam moderado”, asumiendo la responsabilidad de exponerse en primera persona a las denuncias del extremismo y del terrorismo islámico, haya terminado por ser condenado a muerte en nombre del Islam, basándose en una legitimación del Corán.
Por esto he llegado a comprender que, más allá de la contingencia de los fenómenos extremistas y del terrorismo islámico a nivel mundial, la raíz del mal está inscrita en un Islam que es fisiológicamente violento e históricamente conflictivo.
Paralelamente, la Providencia me ha hecho encontrar personas católicas practicantes de buena voluntad que, en virtud de su testimonio y de su amistad, han llegado a ser un punto de referencia en el plano de la certeza de la verdad y de la solidez de los valores.

Me refiero en primer lugar a muchos amigos de Comunión y Liberación, con don Julián Carrón a la cabeza. A religiosos como don Gabriel Mangiarotti, Sor Maria Gloria Riva, don Carlo Maurizi y al Padre Yohannis Lahzi Gaid; al descubrimiento de los salesianos, gracias a don Angelo Tengattini y a don Maurizio Verlezza, que culminó en la amistad con el Rector Mayor, don Pascual Chávez Villanueva, y hasta el abrazo con altos prelados de gran humanidad, como el cardenal Tarcisio Bertone, monseñor Luigi Negri, Giancarlo Vecerrica, Gino Romanazzi y, sobre todo, don Bruno Fisichella, que me ha seguido en mi trayectoria espiritual de aceptación de la fe cristiana. Pero, sin duda, el encuentro más extraordinario y significativo en mi decisión de convertirme ha sido el del Papa Benedicto XVI, al que he admirado y defendido como musulmán por su maestría al señalar el ligamen indisoluble entre la fe y la razón, como fundamento de la auténtica religión y de la civilización humana, y al cual adhiero plenamente como cristiano para llenarme de nueva luz en el cumplimiento de la misión que Dios me ha reservado.

LA ELECCION Y LAS AMENAZAS

Querido Director, me has preguntado si no temo por mi vida, sabiendo que la conversión al cristianismo me acarreará una enésima y muy grave condena a muerte por apostasía. Tienes toda la razón. Sé bien a lo que me expongo, pero me enfrento a ello con la cabeza alta, con la espalda derecha y con la solidez interior del que tiene la certeza de la propia fe. Y lo haré aún más después del gesto histórico y valeroso del Papa, quien desde que conoció mi deseo, enseguida aceptó administrarme él mismo los sacramentos de la iniciación cristiana. Su Santidad ha lanzado un mensaje explícito y revolucionario a una Iglesia que hasta ahora ha sido demasiado prudente en la conversión de los musulmanes, absteniéndose de hacer proselitismo en los países de mayoría islámica y callando sobre la realidad de los convertidos en los países cristianos. Por miedo. Por el miedo de no poder ayudar a los convertidos, condenados a muerte por apostasía, y por el miedo de las represalias que podrían tener los cristianos que viven en los países islámicos. Benedicto XVI, con su testimonio, está diciendo que es necesario vencer el miedo y no tener ningún temor de afirmar la verdad sobre Jesús, también a los musulmanes.

BASTA DE VIOLENCIA

Por mi parte, yo digo que ya es hora de poner fin a la arbitrariedad y a la violencia de los musulmanes que no respetan la libertad de elección religiosa. En Italia hay millares de convertidos al Islam que viven serenamente su nueva fe. Pero también hay millares de musulmanes convertidos al cristianismo, que son constreñidos a silenciar su nueva fe por miedo de ser asesinados por los extremistas islámicos que están entre nosotros.
Por una de esas “casualidades” en las que se ve la mano discreta del Señor, mi primer artículo escrito en el Corriere el 3 de setiembre de 2003, se titulaba “Las nuevas catacumbas de los islámicos convertidos”. Era una investigación sobre algunos neo-cristianos que denunciaban en Italia su profunda soledad espiritual y humana, debida a la pasividad de las instituciones del estado, que no protegen su seguridad, y al silencio de la propia Iglesia. Por eso espero que del gesto histórico del Papa y de mi testimonio obtengan el convencimiento de que ha llegado el momento de salir de las tinieblas de las catacumbas y de afirmar públicamente su voluntad de ser plenamente ellos mismos. Si aquí, en Italia, en la cuna del catolicismo, en nuestra casa, no estamos en condiciones de garantizar a todos la plena libertad religiosa, ¿cómo podremos ser creíbles cuando denunciamos la violación de esta libertad en otras partes del mundo? Ruego a Dios que esta Pascua especial lleve a la resurrección espiritual del espíritu a todos los fieles en Cristo que hasta ahora han sido dominados por el miedo.

Magdi Allam

sábado, 22 de marzo de 2008

CENTINELAS DEL INVISIBLE

Las protagonistas fueron ellas. La mañana de Pascua fue una locura de corridas... El ángel, que les manda "¡vayan rápido y díganles que ha resucitado!"... Y "ellas se marcharon a toda prisa" y "llenas de alegría corrieron a anunciarlo"... De repente se les aparece Jesús...: ¡Qué alegría! Les dice "no tengan miedo" y ellas se arrodillan y le abrazan los pies.

En su última visita a Lourdes, ocho meses antes de irse de este mundo, Juan Pablo II decía a las mujeres: "Desde esta gruta os hago una llamada especial a vosotras, las mujeres. Al aparecerse en la gruta, María encomendó su mensaje a una muchacha, como para subrayar la misión peculiar que corresponde a la mujer en nuestro tiempo, tentado por el materialismo y la secularización: ser en la sociedad de hoy testigo de los valores esenciales que sólo se perciben con los ojos del corazón. A vosotras, las mujeres, corresponde ser centinelas del Invisible".

viernes, 21 de marzo de 2008

INGRID NO ESTÁ SOLA



Este Viernes Santo llegarán al cielo oraciones en todos los idiomas -¡en español, ante todo, hermanos de América!- pidiendo a Dios que socorra en su calvario a Ingrid y a cuantos, como ella, sufren el secuestro infame de las FARC. Es el mismo Jesús que sufrió la condena más injusta de la historia, quien está junto a ellos diciéndoles desde la Cruz: "Perdónenlos, que no saben lo que hacen. Estoy sufriendo con ustedes. Y tengan fe: yo he vencido al miedo y a la muerte. Confíen en mí".

Me gustaría decírselo a Ingrid y a los cientos de mujeres y hombres que tampoco este año celebrarán a Jesús Resucitado con los suyos. Con un verso de Eduardo Falú: "la vida es sólo un instante y un beso la eternidad".

Y a los secuestradores les recordaría que ese mismo Jesús nos juzgará por nuestros actos: por ellos conquistamos el cielo o el infierno para siempre.

sábado, 15 de marzo de 2008

SAN JOSE, RUEGA POR NOSOTROS



"A ver qué hacemos..." Rezar es algo muy práctico que cualquiera puede hacer. Hoy es un buen día para dirigirnos a San José, cuya fiesta celebramos (se adelantó con motivo de la Semana Santa). En la Exhortación apostólica "Redemptoris custos", n. 32, Juan Pablo II recomendaba esta oración de su predecesor, el Papa León XIII. Se verá, al leerla, que tiene valor permanente.


A ti, bienaventurado San José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.

Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.

Protege la escogida descendencia de Jesucristo, aleja de nosotros, oh Padre amantísimo, este flagelo de errores y de vicios. Asístenos desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y, como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la Santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.

Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.




viernes, 14 de marzo de 2008

POBRE, LA MUJER URUGUAYA...


El Ministerio de Salud Pública repartirá gratuitamente 100.000 DIU a todas las mujeres que lo soliciten en centros de salud públicos y privados. La Intendencia Municipal de Montevideo está haciendo una campaña para favorecer el uso del preservativo, bajo el slogan "Hacelo bien" y con imágenes que sugieren aberraciones sexuales a granel.
El número de divorcios anuales, hoy es mayor que el de matrimonios, y las uniones libres aumentan día a día. ¿Qué se puede esperar si quienes nos des-gobiernan, digan lo que digan, tienen una concepción perra de la mujer? A ver qué hacemos, mujeres en primer lugar...

miércoles, 12 de marzo de 2008

ORACIÓN POR EL EX-PRESIDENTE


"Recemos por los judíos. Que Dios Nuestro Señor ilumine sus corazones para que reconozcan a Jesucristo, Salvador de todos los hombres. Dios, Omnipotente y Eterno, tú que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, concede, propicio, que, entrando la plenitud de los pueblos en tu Iglesia, todo Israel sea salvado".

Esta es la oración, aprobada por el Papa, para que la recen el Viernes Santo los sacerdotes que celebren el Triduo Pascual según el Misal de 1962. Al ex-Presidente de la República, Julio M. Sanguinetti, le ha escandalizado semejante petición: en El País de Madrid escribió: "cuando la Iglesia católica, tan parsimoniosa siempre, sale a intentar la salvación de los judíos y de Israel todo, proponiéndose sacarlos del mundo del error en que viven, es obvio que está reinstalando en la picota a ese perseguido pueblo y de alguna manera volviendo a condenarlo. ¿Por qué no se hace lo mismo con los musulmanes o con nosotros los agnósticos liberales, que hoy podríamos debatir el tema al amparo de las garantías que nuestra filosofía logró arrancar a los absolutismos?".
Para mí, es obvio que los prejuicios anti-Iglesia ciegan al ex-presidente: lo que subrayé en negrita habla por sí solo: él, que es tan tolerante, en una oración quiere ver una cruzada.

Pero, en realidad, lo que más conmueve es que nos pida a los católicos que no lo olvidemos en la oración. Quisiera tranquilizarlo: el Viernes Santo, además de rezar "Por los que no creen en Cristo" (aquí están, entre otros, los musulmanes), pediremos también "Por los que no creen en Dios", agnósticos liberales todos, sin excepción ninguna.

martes, 11 de marzo de 2008

DEFENDERSE DEL SOL

Esta mañana caí en la cuenta de que es uno -yo- el que tiene que querer. El sol está ahí, todo luz y todo calor. Pero puedo defenderme de él: pregunten si no en la farmacia, cuál es el máximo "factor" de protección solar.
Caí en la cuenta de que depende de mí. Leí en el evangelio de San Juan: "Yo soy la luz del mundo". Sí, si yo lo dejo. Como siga con tantos "factores" cubriéndome el alma...
Hago el propósito -¡"A ver qué hacemos...!"- de abrir puertas y ventanas y dejar que la Luz haga su obra: examen sincero, arrepentimiento, confesión... ¡Luz!

viernes, 7 de marzo de 2008

¡PODEMOS!


Porque ¡podemos!... ¡podemos! Esto del lenguaje tiene gracia, no me digan. Lo primero es el verbo: "yo puedo, tú puedes... ¡nosotros podemos!" Podemos, sobre todo, podar. Entonces... ¡podemos! "Yo podo, tú podas... ¡podamos!"
El título de este blog, A VER QUÉ HACEMOS, es una invitación a hacer algo para mejorar el mundo. Y se me ocurre que más urgente que cuidar el calentamiento global, es que yo me preocupe (yo, tú... nosotros) por podar de mi vida los sarmientos secos.
Uno de ellos es la desmedida afición uruguaya -¡soy uruguayo!, que conste- a la nostalgia. Esta sí que necesita poda: para que el "¡podemos!" enérgico, necesario para alcanzar metas valiosas, sea una realidad.
La poda de la nostalgia no tiene una estación preferida, como los árboles. Tiene una noche, la del 24 de agosto, que se ha hecho célebre. Pero no hablo de ésta. Me refiero a la nostalgia que, sinceramente mirada, es hermana casi melliza de la pereza. A esa estoy tratando de no dejarla ni respirar; se resiste, pero de a puchitos le gano espacios. Y ¡puedo! Me siento contento, estoy mejorando el mundo.