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martes, 30 de diciembre de 2008

¿LIBERTAD PARA LOS URUGUAYOS?

En este penúltimo día de 2008 me llega la información de que Libros/Libres acaba de publicar en España una antología de textos del inefable Leonardo Castellani, sacado del ostracismo por Juan Manuel de Prada. El título del libro es entrador:
CÓMO SOBREVIVIR INTELECTUALMENTE AL SIGLO XXI. Y lleva este subtítulo: Los escritos más polémicos del Chesterton de la lengua española.
Como en la publicidad invitan a leer el primer capítulo del libro, a él me fui y disfruté un delicioso mini-ensayo sobre el LIBERALISMO. Entre otras, Castellani hace estas consideraciones que a nosotros, uruguayos, ¡nos afectan tanto!... ¿Le damos la razón o la bronca?
La verdadera libertad es un estado de obediencia. El hombre se liberta de la corrupción de la carne obedeciendo a la razón, se liberta de la materia sujetándose al perfil diamantino de una forma, se liberta de lo efímero atándose a un estilo, de lo caprichoso adaptándose a los usos; se liberta de su infecundidad solitaria obedeciendo a la vida, y de su misma vida caduca y mortal se liberta, a veces, perdiéndola en obediencia a Aquel que dijo: «Yo soy la Vida». Sólo el mal poeta pide el verso libre, decía Lugones. El buen poeta multiplica las ataduras de su materia, para hacer más visible el triunfo de la forma, en lo cual consiste la belleza. Lugones fue a buscar la arena y el barro del Río Seco para hacer su última obra, que supervivirá al cedro, al marfil y a la plata de las anteriores. Donde el loco, el esclavo, el preso y el plebeyo dicen: Libertad, el noble dice: Honor, Belleza, Amor o Sabiduría. La máxima libertad nace del máximo rigor, dijo Leonardo da Vinci: porque el hombre es más libre a medida que es más fuerte —como se enseña en la cátedra de Defensa Nacional de La Plata— y la obsesión de la libertad es la prueba de la máxima debilidad, que es la debilidad de la mente. ¿Quién hay en el mundo que quiera ser libre como lo son los uruguayos, que son los hombres más libres del mundo, a juzgar por lo que ellos dicen?

lunes, 29 de diciembre de 2008

PROPOSITO PARA EL AÑO NUEVO

Cuando estamos descontando de apuro los días que quedan de este año 2008, uno siente la necesidad de hacer cuentas, de componer un balance claro y sincero en el que consten pérdidas y ganancias... Es algo muy pero muy personal, naturalmente, y no pocos de los resultados de este examen sólo quedan entre uno mismo y Dios. Como es lógico, de aquí salen también los propósitos que todos nos hacemos para el 2009, que es una gran agenda para estrenar y escribir día a día tratando de que sea con buena letra.

Hace cosa de cuatro meses, a mi me regalaron una agenda electrónica, una Palm, que me sirve mucho, la verdad sea dicha: con ella ordeno las citas de aquí al 2024, si quiero (que no quiero porque vaya uno a saber dónde estará entonces); en ella tengo registrados los "contactos", en los que consta el nombre y apellidos de mis amigos y conocidos, su teléfono fijo y el móvil; su dirección postal personal y la profesional; y su cumpleaños, fecha clave que, cuando llega el día señalado, la agenda te lo recuerda con el icono de una torta con velitas. ¿Qué más se puede pedir? ¡Se le puede pedir mucho más! Si no lo hago es porque, en mi caso, serían prestaciones tan inútiles como un cenicero en la moto.
El gran recurso que sí utilizo con entusiasmo y agradecimiento, es la posibilidad de ir transcribiendo con preciosa letra Arial, cuerpo 9, las fichas de los libros que voy leyendo. Y este año, gracias a los viajes que hice cada semana, leí bastantes. Recomiendo, por ejemplo, estos: El amor escondido. La búsqueda del sentido de la vida, de Janne Haatland Matlary: un testimonio autobiográfico que enriquece cualquier cantidad. No estamos solos, de André Frossard, que escribe como los ángeles. Padres fuertes, hijas felices, de Meg Meeker, una doctora norteamericana que sabe por estudios y experiencia profesional la importancia que tienen los papás en la formación de sus hijas y les da a ellos cantidad de consejos excelentes. El libro rojo de los mártires chinos, editado por Gerolamo Fazzini, testimonios y relatos autobiográficos de católicos chinos durante el gobierno comunista de Mao: estremecedor. Leí también la novela de Husseini Cometas en el cielo, muy buena, recemos por Afganistán. Y un libro de cuentos de Jiménez Lozano, La piel de los tomates, escrito con un amor por lo pequeño que es una delicia.

De todos estos libros fui copiando líneas y párrafos enteros, hasta formar un pequeño tesoro que archivé en una carpeta titulada LECTURAS. Y el otro día me dije: - Vamos a pasar el tesoro a la computadora, no sea cosa que se me borre. Enchufé el cablecito mágico que sincroniza el PC con la Palm, apreté el botoncito que transfiere los datos de uno al otro y del otro al uno... y hete aquí que en la Palm no me quedó ni una sola de las fichas que tomé con tanta ilusión, y, lo que es peor, por más que busqué en el PC, a ver si las había guardado celosamente en algún oculto rincón de su disco duro, hasta el día de hoy no encontré ninguna.

Bueno, ya se imaginan cuál es uno de mis propósitos para el 2009. Si alguien me transmite alguna experiencia sobre el particular, se lo agradeceré mucho. En todo caso, esto no es más que una anécdota. Lo importante es que el año nuevo está ahí, a la vuelta de la esquina, como una agenda sin estrenar (electrónica o de papel).

lunes, 22 de diciembre de 2008

¡FELIZ NAVIDAD!


Cuando llega la Navidad reviven en mí, con la fuerza de los recuerdos imposibles de olvidar, las dos Navidades que pasé en Roma junto a San Josemaría Escrivá de Balaguer. Eran días en los que, deseoso de contagiar su alegría por el nacimiento de Jesús, se multiplicaba en iniciativas de cariño con sus hijos y convertía estas fechas en un presagio del Cielo. Y no exagero ni esto.


Hoy, un amigo con el que me unen la friolera de 50 años de amistad, me manda este dibujo que representa, con toda verdad, la fiesta que San Josemaría celebrará en el Cielo. Me pareció que no podía quedarme con el regalo para mí solo y aquí se los entrego deseándoles de corazón una MUY FELIZ NAVIDAD.


miércoles, 17 de diciembre de 2008

MIRADAS DE NAVIDAD


El Niño trae en su mano derecha el rollo con el anuncio mesiánico de Isaías –“el Espíritu del Señor está sobre mí”-, y dirige su mirada ilusionada al Padre que está en los cielos, deseando hacer su voluntad de salvar a los hombres.

María, Madre de Dios y Madre nuestra, nos mira a cada uno preguntando: ¿sabrás responder con amor, al Amor de mi Hijo por ti?

José no mira más que a la misión que ha recibido del Padre: cuidar a Jesús y a María. Las manos de la “trinidad de la tierra”, casi entrelazadas, son el signo exacto de la fidelidad con que cumplió su encargo.

Sagrada Familia de Dios con nosotros: que sepamos aprender de los Tres, para poder desearnos de verdad:

¡Feliz Nacimiento, Feliz Navidad!

lunes, 24 de noviembre de 2008

EL GRAN DESAFIO

El veto del Presidente Vázquez constituye un triunfo y, al mismo tiempo, un gran desafío.

Más allá de eclesiásticos y políticos, ha sido un triunfo de la verdad, tal como la definió Antonio Machado: “la verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”.

La carta del Presidente a la Asamblea General, en la que expuso los motivos por los cuales vetaba la ley, tiene ese sello desde el principio hasta el fin. Arranca de un principio que, por verdadero, es indiscutible: “el aborto es un mal social”. Lo es tanto y más que el robo; tanto y más que la violencia doméstica; tanto y más que el abuso sexual y la rapiña y el homicidio. Legalizar el aborto, como se pretendía, ¿es el camino para superar este mal?

El Presidente recurre a datos de la experiencia: en países como Estados Unidos y España, que lo legalizaron, lejos de disminuir el número de abortos, el mal social se ha convertido en costumbre. En otras palabras: el remedio ha sido peor que la enfermedad. ¿Entonces?

Entonces habrá que aceptar humildemente la verdad y buscar por caminos que estén “de acuerdo con la idiosincrasia de nuestro pueblo” - idiosincrasia que nos mueve a venerar y proteger a la mujer que va a ser madre- cómo erradicar, o al menos disminuir, el mal social que es el aborto.



El veto presidencial, más allá de éxitos o derrotas ideológicas, es también un formidable desafío para pensar, en términos de grandeza y de amor, cómo proteger la vida que está por nacer. Se trata de una apuesta que llevará al Uruguay a ocupar un sitio de honor en el mundo. El Presidente movió la pelota y hay que ganar este partido.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

LAS RAZONES DEL PRESIDENTE

Copio la carta en la que el Presidente Vázquez fundamenta su veto a la ley que despenalizaba el aborto.


Montevideo, 14 de noviembre de 2008
Señor Presidente de la Asamblea General:
El Poder Ejecutivo se dirige a ese Cuerpo en ejercicio de las facultades que le confiere el artículo 137 y siguientes de la Constitución de la República a los efectos de observar los Capítulos II, III y IV, artículos 7 a 20, del proyecto de ley por el que se establecen normas relacionadas con la salud sexual y reproductiva sancionado por el Poder Legislativo.
Se observan en forma total por razones de constitucionalidad y conveniencia las citadas disposiciones por los fundamentos que se exponen a continuación.
Hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar. Sin embargo, en los países en que se ha liberalizado el aborto, éstos han aumentado. En los Estados Unidos, en los primeros diez años, se triplicó, y la cifra se mantiene: la costumbre se instaló. Lo mismo sucedió en España.
La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan en evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva, un nuevo ser. Tanto es así que en los modernos sistemas jurídicos -incluido el nuestro- el ADN se ha transformado en la "prueba reina" para determinar la identidad de las personas, independientemente de su edad, incluso en hipótesis de devastación, o sea cuando prácticamente ya no queda nada del ser humano, aun luego de mucho tiempo.
El verdadero grado de civilización de una nación se mide por cómo se protege a los más necesitados. Por eso se debe proteger más a los más débiles. Porque el criterio no es ya el valor del sujeto en función de los afectos que suscita en los demás, o de la utilidad que presta, sino el valor que resulta de su mera existencia.
Esta ley afecta el orden constitucional (artículos 7º, 8º, 36º, 40º, 41º, 42º, 44º, 72º y 332º) y compromisos asumidos por nuestro país en tratados internacionales, entre otros el Pacto de San José de Costa Rica, aprobado por la Ley Nº 15.737 del 8 de marzo de 1985 y la Convención Sobre los Derechos del Niño aprobada por la Ley Nº 16.137 del 28 de setiembre de 1990.
En efecto, disposiciones como el artículo 42 de nuestra Carta, que obliga expresamente a proteger a la maternidad, y el Pacto de San José de Costa Rica -convertido además en ley interna como manera de reafirmar su adhesión a la protección y vigencia de los derechos humanos- contiene disposiciones expresas, como su artículo 2º y su artículo 4º, que obligan a nuestro país a proteger la vida del ser humano desde su concepción. Además, le otorgan el estatus de persona.
Si bien una ley puede ser derogada por otra ley, no sucede lo mismo con los tratados internacionales, que no pueden ser derogados por una ley interna posterior. Si Uruguay quiere seguir una línea jurídico-política diferente a la que establece la Convención Americana de Derechos Humanos, debería denunciar la mencionada Convención (Art. 78 de la referida Convención).
Por otra parte, al regular la objeción de conciencia de manera deficiente, el proyecto aprobado genera una fuente de discriminación injusta hacia aquellos médicos que entienden que su conciencia les impide realizar abortos, y tampoco permite ejercer la libertad de conciencia de quien cambia de opinión y decide no realizarlos más.
Nuestra Constitución sólo reconoce desigualdades ante la ley cuando se fundan en los talentos y virtudes de las personas. Aquí, además, no se respeta la libertad de pensamiento de un ámbito por demás profundo e íntimo.
Este texto también afecta la libertad de empresa y de asociación, cuando impone a instituciones médicas con estatutos aprobados según nuestra legislación, y que vienen funcionando desde hace más de cien años en algún caso, a realizar abortos, contrariando expresamente sus principios fundacionales.
El proyecto, además, califica erróneamente y de manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales como las de Helsinki y Tokyo, que han sido asumidas en el ámbito del Mercosur, que vienen siendo objeto de internalización expresa en nuestro país desde 1996 y que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracterizan al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física.
De acuerdo a la idiosincrasia de nuestro pueblo, es más adecuado buscar una solución basada en la solidaridad que permita promocionar a la mujer y a su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y, de esta forma, salvar a los dos.
Es menester atacar las verdaderas causas del aborto en nuestro país y que surgen de nuestra realidad socio-económica. Existe un gran número de mujeres, particularmente de los sectores más carenciados, que soportan la carga del hogar solas. Para ello, hay que rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto.
El Poder Ejecutivo saluda a ese Cuerpo con su mayor consideración,
Dr. Tabaré Vázquez
Presidente de la República

lunes, 17 de noviembre de 2008

CARTA SOBRE EL ABORTO

El Presidente se portó como un hombre de palabra y el viernes 13 de noviembre vetó la ley que despenalizaba el aborto. Un día antes, el semanario Búsqueda publicó esta carta que le mandé.

El proyecto de ley de “Defensa de la salud sexual y reproductiva” es, en primer lugar, un engañapichangas que, usando expresiones como la de su título, esconde esta siniestra realidad: los médicos ginecólogos uruguayos, si no presentan una objeción de conciencia, se convertirán en verdugos de bebés.

Esta es la pura y estremecedora verdad. La ley que aprobaron los diputados por un voto, habilitará a los médicos a cometer el más grave de los infanticidios. ¿Lo van a permitir?

La ley que permitirá el aborto es, en segundo lugar, una manifestación exacta de la ideología anti vida que promueven desde hace décadas organizaciones como la Federación Internacional para la Planificación Familiar (IPPF), que está financiada, entre otras, por las Fundaciones Ford y Rockefeller. ¿Cómo se explica la cooperación de un gobierno progresista con el más odioso imperialismo yanqui, que pretende limitar los nacimientos a cualquier precio?
La ideología anti vida es un proyecto cultural mundial que, enarbolando la bandera de la libertad de la mujer, está pulverizando las bases mismas de la sociedad, al negarle al más indefenso de los seres humanos su sacrosanto derecho a vivir.


Desde los fundadores de nuestra patria hasta hoy, Uruguay ha ido atesorando un valioso patrimonio de cultura cívica, basada en la familia y en la defensa de los derechos humanos. El proyecto de ley que ahora se pretende aprobar constituye una violación flagrante de ese tesoro de humanidad y fraternidad que es orgullo de nuestro ser nacional. Con toda razón, hace años, Daniel Viglietti compuso aquel “Gurisito mío” que cantaban Marga y Betty: “Niño, mi niño, vendrás en primavera, te traeré; gurisito mío, lugar de madreselva te daré. Y aunque nazcas pobre te traigo también. Se precisan niños para amanecer”. ¿Qué ha pasado en Uruguay, para que ahora no queramos que nazcan los niños?

En repetidas ocasiones el Presidente Vázquez ha asegurado su veto a este desgraciado proyecto. Lo mueve a hacerlo la evidencia científica de que la vida humana comienza en la concepción y, en consecuencia, debe ser protegida con el mayor empeño. La decisión del Presidente es valiente y políticamente incorrecta. Pero es la que corresponde: porque se ajusta a la verdad.

En uno de sus poemas, Mario Benedetti escribió: “Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza de reconocer que no sabe algo o que se equivocó”. Nuestros legisladores aún están a tiempo, si rectifican, de escribir en nuestra historia una página de sabiduría.

lunes, 3 de noviembre de 2008

UNA BOMBA EN EL CAMPUS

Ayer publiqué en EL OBSERVADOR esta nota. La reproduzco en la serie del viaje a Lourdes porque mi breve estadía en Pamplona fue de paso hacia ese destino.


Hace apenas dos meses estuve en Pamplona, en el campus de la Universidad de Navarra, donde el otro día la ETA explotó una bomba de locura. Estuve muy pocas horas, apenas las suficientes para charlar un rato, al caer la tarde, con dos matrimonios uruguayos que están allá haciendo sus doctorados: Miguel y Verónica (y Guadalupe, de meses), y con Martín y Lucía (con Martín Jr., chiquito también).
Después de más de veinte años que no iba a Pamplona, tenía unas ganas locas de pisar el campus de la universidad. La mañana siguiente empecé por donde debía y fui a saludar a la Virgen en su casa, que es una ermita. Era lo que hacía cuando era estudiante.
La Virgen del campus es un regalo de San Josemaría Escrivá de Balaguer a la Universidad de Navarra. Fue bendecida en Roma por el papa Pablo VI y llegó a la ermita el 8 de diciembre de 1966, hace más de cuarenta años, me parece mentira.
Desde entonces hasta hoy, por la ermita desfilan continuamente alumnos, profesores y empleados de la universidad. Pasan y rezan, es decir, le piden cosas a la Virgen, le agradecen favores, la invocan, le dicen un piropo. Creo que una cosa importante que se aprende en la Universidad de Navarra es a querer a la Madre del Amor Hermoso, que es la advocación de la imagen del campus. Así, al menos, me ocurrió a mí durante mi estadía en Pamplona.

Hace dos meses, decía, fui primero a saludarla. Después enfilé hacia el campus. Me pareció un sueño: verde, muy verde, cuajado de flores y con árboles enormes que había conocido recién plantados: sequoias, abedules, hayas…
Aunque faltaban unas semanas para empezar el curso, me crucé con no pocos estudiantes y profesores. Pasé por el Colegio Mayor Belagua, donde viví tres años, y seguí por detrás del Edificio Central hacia la Biblioteca, enorme construcción que alberga más de un millón de libros y donde estudian centenares de investigadores y alumnos. En el estacionamiento que hay entre los dos edificios había muchos autos.
Por un poco de nostalgia entré un momento en la Facultad de Comunicación, en la que me gradué. Me chocó, de entrada, que el bedel me pidiera identificación… Le expliqué que cuarenta años atrás yo había sido alumno… Pude pasar. Los tiempos han cambiado, pensé, y es lógico el control: cinco ataques ha sufrido la Universidad por parte de la ETA, hay que vigilar, qué lástima.
Hace unos días, como se sabe, llegó el sexto atentado. Razonablemente, debió terminar en la tragedia de un montón de estudiantes muertos. El coche bomba fue colocado allí, en ese estacionamiento por el que circulan miles de jóvenes todos los días, que en un instante se convirtió en un infierno. Pero, asombrosamente, no hubo ni siquiera un herido grave.
Al día siguiente del atentado, la ermita se llenó de flores, de oraciones y de cantos, en una expresión de inmensa gratitud a la Virgen. Escuché por la radio a un estudiante ecuatoriano que decía: - Fue la Virgen, que nos cuidó. ¡Si no fuera por ella!...
Pensé en Miguel y su esposa, y en Guadalupe; en Martín y su hijo tocayo, y en lo que Lucía, riéndose, había dicho aquella tarde. Hablando de su situación, que es también la de otros como ellos, resumió:
-Somos matrimonios jóvenes, con hijos y doctorandos… y no tenemos un mango!
Tienen a la Virgen en el campus: salen ganando.

martes, 28 de octubre de 2008

EL ROSARIO DE LAS ANTORCHAS


Cuando llega la noche a Lourdes, en el predio de la Virgen se encienden miles de estrellas. Son pequeñas antorchas formadas por una vela protegida con su caperuza, que siguen un modelo incambiado desde el siglo XIX. Cada día, a las 9 de la noche, se prenden esas luces que, durante una hora, iluminan el camino de miles de personas: van rezando el Rosario en distintas lenguas y reviviendo, según los días, los misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de la vida de Jesús y de su Madre.

Ese Rosario de Lourdes, proclamado ante todo por multitud de enfermos, es un himno de alabanza a Cristo y a la Madre de Dios que, además de llegar al Corazón de la Madre, se clava en lo más hondo de quien lo reza: la luz de las velas, el canto al final de cada Misterio mientras se alzan al cielo todas las antorchas, la cercanía de tantas personas extrañas que por obra y gracia de la oración se sienten hermanas, componen una experiencia única de cercanía inmediata con la familia que es la Iglesia, que se encuentra más allá de los límites del espacio y del tiempo.

Al terminar el Rosario, mi amigo Emilio (hablaré de él más adelante) me comentó inesperadamente y simplificando con buen humor las cosas: -Oye, ¿no sientes pena por los protestantes? ¡Mira que no poder disfrutar de esto porque no creen en la Virgen!... ¡Lo que se pierden!

miércoles, 15 de octubre de 2008

UNA LECCION DE LITURGIA

Fui a Lourdes con ocasión del 22º Congreso Mariológico y Mariano Internacional, que se celebra cada cuatro años. De su desarrollo hablaré más adelante. El caso es que poco después de las cinco de la tarde del 5 de septiembre, al terminar una sesión del Congreso, sentí curiosidad y seguí una flecha que señalaba, al final de una rampa, "Basílica de San Pío X". Pensé que se trataba de una maquette -era la primera vez que estaba en Lourdes, aclaremos- y mi sorpresa fue superlativa cuando, al abrir la puerta, me encontré dentro de un ¡enoooooooorme! templo bajo tierra. La puerta se encuentra a la altura del altar y, hacia un lado y otro, la nave de la basílica. Me parecía increíble. Tiene una superficie de 12.000 metros cuadrados; 191 m. de larga y 61. m de ancha y caben en ella 25.000 personas. Fue consagrada el 25 de marzo de 1958 por el Cardenal Angelo Roncalli, que ese mismo año sería elegido Papa y tomaría el nombre de Juan XXIII.
Sentado en uno de los bancos, no salía de mi asombro. En el lado opuesto ensayaba un coro de más de 100 voces. En el inmenso recinto no había más de seis personas. Uno de los encargados del orden, italiano, me informó: arriba acababa de empezar la procesión eucarística de las cinco de la tarde y terminaría allí. -Si usted quiere puede esperar aquí a que llegue; ahora mismo empieza la trasmisión por TV cerrada.

Así fue. En una de cuatro grandes pantallas pude seguir la procesión. -Todos los días aquí se produce un milagro, me dijo sonriente mi interlocutor. -¿Qué sucede? -¡No pasa nada!, ese es el milagro. Verá, me explicó. Asisten a la procesión entre 6 y 10.000 personas, enfermos muchísimos de ellos. Lo natural sería que hubiera algún desmayo, un accidente, un problema... ¡Y nunca pasa nada! La procesión comienza puntualmente y llega puntualmente; la basílica se vacía sin ninguna dificultad...

A las seis menos cuarto, en efecto, comenzaron a entrar enfermos en sillas de ruedas y camillas, que los organizadores situaban con orden cerca del altar. Por un costado, sillas adornadas con globos en las que iban niños enfermos...


Después, estandartes de cofradías y carteles de distintas diócesis de Europa. Finalmente, el Santísimo Sacramento entronizado en una custodia y bajo palio, precedido por ocho personas con albas que llevaban en sus manos recipientes con incienso.


El coro canta en distintos idiomas. El sacerdote, revestido con capa pluvial, coloca el Santísimo en el altar y lo inciensa. Ahora se hace un completo silencio de varios minutos: adoramos al Señor. Luego el celebrante toma en sus manos la custodia y se dirige a un primer grupo de fieles y les da la bendición; luego, a otro; y a otro; y a otro, acompañado siempre por sacerdotes revestidos. Una vez que termina las bendiciones y se dirige a la salida llevando el Santísimo, estalla un aplauso que es pura acción de gracias a Dios.


Inolvidable, magnífica, una lección práctica de liturgia vivida hasta el detalle. El cielo al alcance de la mano.

martes, 14 de octubre de 2008

MADRE DE LOS ENFERMOS

Desde que la Virgen señaló a Bernadette el lugar donde debía escarbar para que empezara a manar agua de una fuente, que sigue manando hasta el día de hoy-, Lourdes es el sitio del mundo más visitado por los enfermos y donde se han verificado muchos milagros, después de tomar ese agua milagrosa. (Recomiendo leer el librito "Viaje a Lourdes", de Alexis Carrel, Premio Nobel de Medicina, que fue testigo inmediato de la curación de Marie Ferrand, que padecía una peritonitis tuberculosa de la que se vio curada delante de sus propios ojos).
De la mañana a la noche se ven por todas partes sillas de ruedas y camillas, trasladadas por un extraordinario equipo de 7.000 personas que forman parte de la Hospitalidad Nuestra-Señora de Lourdes y por otros 100.000 hombres y mujeres de las Hospitalidades de las distintas peregrinaciones. De mañana los llevan a Misa y a las piscinas; a las 5 de la tarde, a la procesión eucarística; a las 9 de la noche, al rezo del Rosario con antorchas. Hablé con un italiano que formaba parte del equipo que los atendía. Me dijo que, desde hacía años, dedicaba diez días al cuidado de los enfermos que vienen a Lourdes. Lo hace con un enorme gusto. Exclama: Lei non sà quanto ho imparato!... "¡Usted no sabe todo lo que he aprendido!"La Gruta de las apariciones. No sé bien cómo explicarlo. Llegar allí y ponerse a rezar es inmediato. Mirar a la Virgen y sentir que te mira a ti. Pensar después que, desde hace un siglo y medio, en ese lugar han rezado muchos santos, el último Juan Pablo II, ocho meses antes de irse al Cielo: los invoco a todos. Abro mi agenda con una larga lista de intenciones: personas que me pidieron que las encomendara y otras muchas... Casi me parece una falta de respeto sacar una foto, pero lo hago igual: esos hombres abrazados, rezando juntos delante de la Señora... Les parece lo más natural, y lo es, además de conmovedor. Me interrumpe una chica: Mi scussi, Padre (los italianos son mayoría en Lourdes), mi può confessare? Estoy seguro de que estos son los "milagros" que más le agradan a Jesús y a su Madre, Madre de los enfermos del cuerpo y del alma.

miércoles, 8 de octubre de 2008

PRIMERAS IMPRESIONES



Desde Paysandú. Sepan disculpar el desorden: el del blog y el de esta crónica de Lourdes: es que si espero a poner prolijamente mis impresiones, renuncio a escribir. Y a esto no quiero renunciar.

Al llegar a Lourdes el 4 de septiembre, a las 5 y media de la tarde, me sentí un poco alicaído. Lourdes es un pueblo grande compuesto por hoteles y comercios, por comercios y hoteles en los que te atienden en cuatro o cinco idiomas y en los que se encuentran rosarios de cuantas clases quieras e imágenes de la Virgen que no son, en su mayoría, artísticamente recomendables. Superé esta primera impresión pensando en esto: desde 1858, cuando la Virgen se apareció en la Gruta de Massabielle, hasta hoy, ¿cómo no iban a multiplicarse los albergues, si se cuentan por millones los peregrinos de todo el mundo que acuden a Lourdes? A su vez, ¿a quién no le gustará llevarse un recuerdo de su paso inolvidable -¡i-nol-vi-da-ble!, repito- por este sitio bendito por la presencia de Nuestra Señora? Entonces, superemos el shock y vayamos a lo importante.

Lo importante es que a todas horas Lourdes es una fantástica Babel de idiomas que no se confunden, porque todo ese mar de mujeres y hombres, enfermos y sanos, coinciden aquí para encontrar a su Madre. Pienso que nadie va para "hacer turismo". Sí, quizás, por curiosidad; pero estoy seguro de que se van deseando volver porque encontraron algo que no esperaban: la cercanía de la Virgen, el trato con enfermos que hizo que se preguntaran: ¿y yo de qué me quejo?, la gracia de la fe recuperada...


Lo importante es, también, que en el predio de 51 hectáreas donde se encuentra la Gruta, las Basílicas, las piscinas... no se vende absolutamente nada. Lourdes es lugar de oración, de intimidad con la Virgen, de encuentro con Jesús que perdona en el sacramento de la Penitencia. En Lourdes el cielo está al alcance de la mano.


VOLVI DE LOURDES

¡Fui a Lourdes, recé en Lourdes, descubrí en Lourdes la fuerza de la Iglesia!: los enfermos. Volví a Montevideo, me zambullí en el trabajo, disperso entre la universidad y los viajes a Paysandú y a Salto. Abrí ¡una vez! este blog, y leí comentarios de sorpresa por mi silencio, contradictorio con la promesa hecha de que contaría lo que había vivido en Lourdes...
Cerré el blog, y un día sí y el otro también, hago el propósito de cumplir la promesa... Hoy la reitero, no vaya a ser que piense alguno que me quedé allá (no digo para siempre, pero con enorme gusto habría estado allí bastante más tiempo del que estuve) o que sufro de amnesia. Con la ayuda de la Virgen, en este mes del Rosario, espero encontrar la imprescindible serenidad como para hilvanar tres ideas y colocar alguna foto que saqué y que no tengo en esta máquina.
En todo caso, una primera idea es ésta: después de 150 años, en Lourdes la Virgen está muy pero que muy presente: consolando, animando, ayudando, escuchando...

viernes, 29 de agosto de 2008

VAMOS A LOURDES

Me voy a Lourdes. Este año se cumplen 150 desde que la Santísima Virgen se apareció enla Gruta a santa Bernardita Soubirous y la Pontificia Academia Mariana Internacional organizó en ese lugar bendito, del 4 al 8 de setiembre, su 22º Congreso Internacional que tratará este tema: LAS APARICIONES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN ENTRE HISTORIA, FE Y TEOLOGÍA.

Este asunto tiene mucho interés y considero una verdadera gracia de Dios, que me concedió por medio de María, que pueda participar en esa reunión. Pero la verdad es que, antes que por el congreso, tengo verdadera ilusión de ir a Lourdes a rezar; creo que no hace falta explicar los motivos. Desde aquí aseguro a todos los visitantes de este blog que los recordaré en mi oración delante de Nuestra Señora: voy a Lourdes con todos ustedes. A la vuelta les cuento.

martes, 26 de agosto de 2008

LA VIRGEN DE SALTA


La verdad es que tengo bastante alergia a las expresiones extraordianrias de la fe: pretendidos milagros, supuestas apariciones, revelaciones de sabor apocalíptico... No puedo olvidar los innumerables comentarios que provocaba el "secreto de Fátima" (¡cuántas versiones corrieron anunciando de todo en torno a él!) hasta que Juan Pablo II lo reveló en el año 2000. -Ah, ¿era eso?, se preguntaron decepcionados los catastrofistas... Y a otra cosa, mariposa, a buscar algo nuevo extraordinario, a ser posible bien esotérico, para poder chimentar, adivinar, asegurar, discutir... Con los años, ¿se entiende?, mi alergia ha ido en aumento.

Con este temor de principio me estoy acercando a las supuestas apariciones de la Virgen en Salta, a la señora María Livia, y a los mensajes que comunica de su parte a la gente. Lo que no deja de sorprenderme son los miles de personas que han ido a Tres Cerritos y han experimentado una profunda conversión.

El fin de semana pasado, 8 ómnibus partieron de Montevideo rumbo a Salta, llevando sólo gente joven, bachilleres y universitarios en su mayoría. Se juntaron en el cerrito la friolera de 54.000 personas. Y resulta que a la vuelta, tanto en Paysandú, como en Salto y Montevideo, he recibido testimonios directos de no pocos participantes que cuentan, llenos de alegría, una experiencia de encuentro con el amor de Jesús, por medio de su Madre. Lo cuentan con asombro y naturalidad al mismo tiempo, y se les ve felices de haber descubierto, sobre todo, la grandeza incomparable de la Eucaristía y de la Confesión.

Lo dejo aquí. El arzobispo de Salta ha encomendado a una Comisión la necesaria investigación sobre la autenticidad de las apariciones de la Virgen. Habrá que esperar.

lunes, 11 de agosto de 2008

GUARDA DE ÓMNIBUS

Guarda de ómnibus, de los ómnibus que te llevan al interior del país: viajes de cuatro, cinco, siete horas sin parar casi en ninguna parte… Trabajar de guarda de uno de estos ómnibus me pareció siempre un modo francamente soso de gastar la vida… Hasta anteayer.

Con este guarda coincidí en varios viajes a Paysandú (4 horas y media) y a Salto (6 horas). Me llamó la atención su actitud: como si estuviera estrenando su profesión.

Media hora, más o menos, después de la salida, se acercaba a pedir el pasaje a cada uno de los viajeros que, ordinariamente, son (somos) habituales y conocemos el rito. Francisco, el guarda, con una medio sonrisa amable y en un susurro perceptible solamente por el interesado, preguntaba dónde bajaba: “¿en la Terminal?”. Si la respuesta era otra, la anotaba cuidadosamente en el recibo del pasaje, después de devolver al pasajero el talón.

Continuaba con el siguiente. Alguien se levanta a buscar no sé qué en el bolso que depositó en el compartimento que está encima de los asientos (yo, casi siempre, suelo olvidar algo) y Francisco se adelanta a acercarle el bolso: espera a que encuentre lo que buscaba y, como un señor, como quien hace lo que debe hacer, lo coloca en su lugar y no dice nada si le dan las gracias.

Durante el viaje, cada tres cuartos de hora o una hora, el señor guarda recorre entero, sin ningún apuro, el pasillo del ómnibus. Si un pasajero le pide una información, se la da amablemente y sin estirar el diálogo; si un niño llora (después de tres horas y media de viaje, lo tengo estudiado, los niños empiezan a llorar) le pregunta a la madre si necesita algo; si hay algún envase de refresco usado, pide permiso al dueño y lo retira...

En llegando el ómnibus a una parada en la que descienden varias personas, es normal que los guardas griten en el pasillo desde el primer asiento: “¡Plazacubaaa!”…, por ejemplo. Francisco, en cambio, se dirige a cada uno de los pasajeros y le comunica en voz baja: - Señor, estamos llegando a Plaza Cuba.

El sábado, cuando faltaban diez minutos para llegar a la estación de Tres Cruces, Francisco apareció en el pasillo y empezó a colocar en posición vertical los asientos de los viajeros que ya habían bajado. A continuación plegó las cortinas que estaban corridas, colocando cada una en su enganche. Seguidamente recogió los envoltorios de alfajores, los envases vacíos y varias cosas más que siempre quedan (es decir, que se dejan por puro descuido). Enseguida se dedicó a bajar del estante superior el sobretodo, o la campera, o la mochila, o lo que fuera de cada uno, y a darlo a su dueño. Cuando llegó a mi altura (asiento 15, pasillo), le pregunté algo y tomó asiento en el que estaba libre al otro lado. Hablamos no más de dos riquísimos minutos.

Francisco tiene 57 años y lleva treinta haciendo este trabajo: le faltan tres para jubilarse. Está casado y tiene cuatro hijos. En un tiempo fue seminarista salesiano. Está contento, muy contento de ser guarda de viajes largos. Entiende a la perfección que en cualquier trabajo, bien hecho por amor a Dios, está la santidad al alcance de la mano.

Cuando llegamos a Tres Cruces él había terminado de suavizar con la mano las arrugas de las fundas de los asientos: el ómnibus está impecable; los próximos viajeros lo agradecerán.
Al detenerse, Francisco es el primero en bajar. Ahora está ayudando a todos y a cada uno: agarra un bolso, ofrece el brazo para apoyarse, le da la mano a una anciana… Es un señor. Me despide con unas palabras cargadas de sabiduría y dichas como para sí mismo, con humor: -Si después de treinta años uno no aprendió a servir a la gente, no aprende más.

lunes, 4 de agosto de 2008

ADIOS AL PROFETA

Ayer murió este gran profeta del siglo XX. El 4 de junio de 1978, en la Universidad de Harvard, Solzenitsin pronunció un discurso del que se habló, se habló y se habló... ¿Se le hizo caso? Reproduzco el final de sus palabras. Después, no comments... o, mejor dicho, comments are free.

No voy a examinar el caso de un desastre producido por una guerra mundial y los cambios que produciría en la sociedad. Mientras nos despertemos todas las mañanas bajo un pacífico sol, tendremos que llevar una vida cotidiana. Pero hay un desastre que ya está muy entre nosotros. Estoy refiriéndome a la calamidad de una conciencia carente de espíritu y de un humanismo irreligioso. Este criterio ha hecho del hombre la medida de todas las cosas que existen sobre la tierra; ese mismo ser humano imperfecto que nunca está libre de jactancia, egoísmo, envidia, vanidad y toda una docena de otros defectos. Estamos ahora pagando por los errores que no fueron apropiadamente evaluados al inicio de la jornada.

Por el camino del Renacimiento hasta nuestros días hemos enriquecido nuestra experiencia pero hemos perdido el concepto de un Ser Supremo que solía limitar nuestras pasiones y nuestra irresponsabilidad. Hemos puesto demasiadas esperanzas en la política y en las reformas sociales, sólo para descubrir que terminamos despojados de nuestra posesión más preciada: nuestra vida espiritual, que está siendo pisoteada por la jauría partidaria en el Este y por la jauría comercial en Occidente. Esta es la esencia de la crisis: la escisión del mundo es menos aterradora que la similitud de la enfermedad que ataca a sus miembros principales. Si, como pretende el humanismo, el ser humano naciese solamente para ser feliz, no nacería para morir. Desde el momento en que su cuerpo está condenado a muerte, su misión sobre la tierra evidentemente debe ser más espiritual y no sólo disfrutar incontrolablemente de la vida diaria; no la búsqueda de las mejores formas de obtener bienes materiales y su despreocupado consumo. Tiene que ser el cumplimiento de un serio y permanente deber, de modo tal que el paso de uno por la vida se convierta, por sobre todo, en una experiencia de crecimiento moral. Para dejar la vida siendo un ser humano mejor que el que entró en ella.

Es imperioso reconsiderar la escala de los valores humanos usuales; su presente tergiversación es pasmosa. No es posible que la evaluación del desempeño de un Presidente se reduzca a la cuestión de cuanto dinero uno gana o a la disponibilidad de gasolina. Solamente alimentando voluntariamente en nosotros mismos un autocontrol sereno y libremente aceptado puede la humanidad erguirse por sobre la tendencia mundial al materialismo. Hoy sería retrógrado aferrarnos a las petrificadas fórmulas de la Ilustración. Un dogmatismo social de esa especie nos deja inermes frente a los desafíos de nuestros tiempos. Aun si nos libramos de la destrucción por la guerra, la vida tendrá que cambiar bajo pena de perecer por sí misma. No podemos evitar una reevaluación de las definiciones fundamentales de la vida y de la sociedad. ¿Es cierto que el ser humano está por encima de todas las cosas? ¿No hay un Espíritu Superior por encima de él? ¿Está bien que la vida de una persona y las actividades de una sociedad estén guiadas sobre todo por una expansión material? ¿Es permisible promover esa expansión a costa de la integridad de nuestra vida espiritual?

Si el mundo no se ha acercado a su fin, al menos ha arribado a una importante divisoria de aguas en la Historia, igual en importancia al paso de la Edad Media al Renacimiento. Demandará de nosotros un fuego espiritual. Tendremos que alzarnos a la altura de una nueva visión, un nuevo nivel de vida, dónde nuestra naturaleza física no será anatematizada como en la Edad Media, pero, más centralmente aún, nuestro ser espiritual no será pisoteado como en la Edad Moderna. La ascensión es similar a un escalamiento hacia la próxima etapa antropológica. Nadie, en todo el mundo, tiene más salida que hacia un solo lado: hacia arriba.

domingo, 27 de julio de 2008

DE NIÑOS Y DE ÁNGELES

Hace un mes y poco llegaron, ¡por fin!, los tan deseados niños a la familia de Pancho y Patricia: los varones, quiero decir, porque ya habían tenido cinco niñas. Llegaron en plural y los bautizó el mismo Pancho en el sanatorio, porque se adelantaron al llegar: a uno le pusieron Francisco, como el padre, y al otro Nicolás.

Pasaron de la madre a la incubadora del centro de tratamiento intensivo, acompañados por las oraciones de sus hermanitas y de muchas personas (la bisabuela Sara, la primera). Las primeras semanas transcurrieron de susto en susto, como es de imaginar, superados con la evidente ayuda de Dios. Y fue Patricia, la madre, quien notó algo en Francisco -chiquitito, pesó poquito más de 900 gramos- que ni los médicos habían notado; algo en sus manitos -¡benditas madres!- que le hizo sospechar... -No, le dijeron los doctores, es imposible darse cuenta ahora. Patricia insistió en que le hicieran los exámenes -durante el embarazo no había querido saber nada de exámenes de esos-y lo consiguió, claro. No hay duda posible: Francisco es un niño con el síndrome de Down. Al mail que les envié cuando lo supe, Patricia me contestó esto:


Pasan los días y estamos más convencidos que Panchito es nuestra alegría y nuestro gran tesoro. Es nuestro lindo esquimal (los ojitos alargados por voluntad de Dios), morenito (igual a su papá, mamá y hermanas) y gorrito de lana (para que no pierda ni un gramo regulando la temperatura de su cuerpo). Se nota que es diferente y que es feliz.

Estos días pensamos mucho cómo decirle la noticia a las hermanas. Después de consultar y rezar ayer hablamos. Les dijimos que Panchito había elegido esta familia, con tantas hermanas que le darán cariño y un hermano mellizo que será su compañero de travesuras.

Pancho y yo sabemos que si nos hubieran dado la posibilidad de elegir, nos habría faltado valentía para optar por un hijo con capacidades limitadas. Por eso intervino la mano de Dios y nos mandó esta caricia. Nos sentimos queridos y privilegiados por Dios.


Ayer, cuando volvía de Paysandú, le conté todo esto a una médico pediatra con la que coincidí. A su vez, ella hizo el relato de un niño que nació con parálisis cerebral, aparentemente sin posibilidades de sobrevivir. El niño tiene ahora 4 años, y hace poco su madre le dijo a la doctora: Dios le da a cada uno un ángel para que lo cuide; a nosotros nos dio un ángel para que lo cuidemos. Uno, ¿qué más va a decir?... Que me parece que también hay otros ángeles: son las madres de estos niños.




viernes, 25 de julio de 2008

LA VERDAD DE LO QUE PASÓ EN SIDNEY

A juzgar por las informaciones de las agencias de prensa -AFP la primera-, lo único interesante de la Jornada Mundial de la Juventud era, antes de llegar el Papa a Sidney, si pediría perdón por los sacerdotes que se portaron mal. Una vez que llegó, insistieron en lo mismo, con variaciones de color local, es decir, destacando la "secularización" del país. Finalmente, dedicaron titulares y cuerpo de la noticia a lo único que les interesaba: ¡Benedicto XVI pidió perdón!
Si la vulgaridad -"estar ante lo sublime y no enterarse"- siempre es penosa, cuando es divulgada por agencias de prensa internacionales, lo es doblemente. Por eso ofrezco una crónica fidedigna, firmada por Michael Cook y publicada por Aceprensa. Vale la pena leerla hasta el final.


Jubilosa respuesta de 400.000 jóvenes a la llamada del Papa

La Jornada Mundial de la Juventud 2008 fue un éxito para la Iglesia católica y su pontífice de 81 años, el Papa Benedicto XVI. El 20 de julio asistieron a la misa conclusiva unas 400.000 personas, que por unas horas hicieron del hipódromo de Randwick un lugar más poblado que la capital de la nación, Canberra. La Jornada Mundial de la Juventud se ha convertido en la mayor cita de jóvenes en el moderno mundo globalizado, una fiesta de la fe.
Después de años de recibir abucheos entre bastidores, se ha vuelto a alzar el telón y Dios ha sido recibido con fuertes aplausos. Como con toda naturalidad dijo una joven que comentaba el acto para la televisión australiana, antes no estaba de moda ser católico en Sydney, pero ahora “vuelve a estar en la onda”. No es extraño que el anuncio de que Madrid acogerá la JMJ en 2011 fuera recibido con tanto júbilo.
La respuesta de los jóvenes fue impresionante. Unos 110.000 peregrinos, según los datos oficiales, cruzaron el mundo para venir a Australia, pese a la subida de las tarifas aéreas y la enorme distancia desde Europa y América. Muchos procedentes del extranjero tuvieron que ahorrar durante meses y sufrir veinte o treinta horas de vuelo hasta Sydney. Y a pesar de informaciones negativas en los medios de comunicación y el tibio apoyo de muchas escuelas católicas, se les unieron otros 100.000 peregrinos australianos. El último día, en la misa de Benedicto XVI en el hipódromo de Randwick, se sumaron varios miles más. Y todo sin ningún incidente de relieve, hecho realmente sorprendente para tal concentración de jóvenes.
El Vaticano y el cardenal George Pell de Sydney habían concebido la JMJ como una catequesis, un festival de cultura católica, de enseñanza y oración. Para los peregrinos que llegaron más pronto, las diócesis organizaron charlas en torno a asuntos controvertidos como la doctrina católica sobre sexualidad, o bioética, o fe y razón. Durante la semana inmediatamente anterior predicaron obispos de todo el mundo.
De hecho, uno de los aspectos sorprendentes de la JMJ en Sydney fue la naturalidad con que la nueva generación sintonizó con formas tradicionales de la devoción y la doctrina católica que para la generación Woodstock eran reliquias fosilizadas de la época preconciliar. Pero no.
Una nueva era
Durante los días que culminaron en la misa conclusiva, se veían jóvenes guardando cola para confesar y para pasar ratos de oración ante la Eucaristía en las iglesias. Varios miles recorrieron a pie los 9 kilómetros hasta Randwick pasando por el emblemático Puente del Puerto –cerrado al tráfico, cosa que solo había ocurrido otras dos veces en la historia–, muchos entonando cánticos o rezando el rosario, otros jugando con un balón o gastando bromas. Algunos exhibían grandes pancartas con la leyenda “Queremos a nuestro Pastor Alemán”. Tras la vigilia del sábado por la noche, los jóvenes se quedaron a dormir en el hipódromo en espera de la misa del día siguiente. Las confesiones prosiguieron durante toda la noche y aun la madrugada; la tienda donde estaba expuesto el Santísimo Sacramento estaba llena de jóvenes rezando.
Y hasta los periodistas más groseros hubieron de reconocer que los peregrinos eran gente alegre, llena de vitalidad y normal, no los sombríos fanáticos aguafiestas que algunos esperaban. Un grupo llamado la “Coalición No al Papa” –un conjunto de drag queens, homosexuales, ateos y (no es broma) raelianas lesbianas– arrojó una lluvia de condones sobre los peregrinos que cruzaban el puente. Pero el numerito no provocó más que risa y dolida perplejidad. “Ellos tienen sus opiniones –decía una chica neozelandesa de 18 años–. Nosotros tenemos nuestras creencias, y no vamos a cambiarlas por ellos”.
Está claro que Benedicto XVI gozó con la celebración. Ahora responde con más espontaneidad al entusiasmo y al afecto de la multitud. Pero aunque tuvo una bienvenida de estrella del rock, había venido como Papa “al fin del mundo” decidido a dar un nuevo impulso a la Iglesia en Australia y a urgir a los jóvenes a comprometerse con Dios.
Para llenar el vacío espiritual
Lo asombroso de Benedicto XVI es que un hombre de su edad, tímido, modesto y sin especial carisma, convenza por su perspicacia, rigor y claridad. Sus discursos en la Jornada Mundial de la Juventud se movían a un nivel alto. Transmitían ideas, sin florituras retóricas, e iban directos al corazón del conflicto entre religión y cultura secularista.
Dirigiéndose a todos los australianos, el Papa lamentó en la homilía de la misa de clausura, que “en muchas de nuestras sociedades, junto a la prosperidad material, se está extendiendo el desierto espiritual: un vacío interior, un miedo indefinible, un larvado sentido de desesperación”. Y en diversas ocasiones atribuyó este vacío a la plaga del relativismo, a la creencia de que no hay verdad.
En la ceremonia de acogida a los jóvenes en Barangaroo, el Papa comenzó denunciando las “heridas que marcan la superficie de la tierra: la erosión, la deforestación, el derroche de los recursos minerales y marinos para alimentar un consumismo insaciable”.
Pero de ahí pasó al deterioro del entorno “social”, “el hábitat que nos creamos nosotros mismos”. Éste también “tiene sus cicatrices; heridas que indican que algo no está en su sitio”. Entre los ejemplos citó “el abuso de alcohol y de drogas, la exaltación de la violencia y la degradación sexual, presentados a menudo en la televisión e Internet como una diversión”. “¿Cómo es posible que la violencia doméstica atormente a tantas madres y niños? ¿Cómo es posible que el seno materno, el ámbito humano más admirable y sagrado, se haya convertido en lugar de indecible violencia?”, siguió interrogándose.
Unir libertad y verdad
Esta crisis de la ecología social la atribuyó el Papa a que “la libertad y la tolerancia están frecuentemente separadas de la verdad. Esto está fomentado por la idea, hoy muy difundida, de que no hay una verdad absoluta que guíe nuestras vidas. El relativismo, dando en la práctica valor a todo, indiscriminadamente, ha hecho que la ‘experiencia’ sea lo más importante de todo. En realidad, las experiencias, separadas de cualquier consideración sobre lo que es bueno o verdadero, pueden llevar, no a una auténtica libertad, sino a una confusión moral o intelectual, a un debilitamiento de los principios, a la pérdida de la autoestima, e incluso a la desesperación”.
Hablando a todos los creyentes, el Papa les animó a seguir luchando para que la religión siga presente en la vida pública. En uno de sus discursos más interesantes, dirigido a los representantes de otras religiones, el Papa desmintió la idea de que religión y violencia van de la mano.
El sentido religioso arraigado en el corazón del ser humano le lleva a descubrir que la realización personal no consiste en la satisfacción egoísta de deseos efímeros. “Nos guía más bien salir al encuentro de las necesidades de los otros y a buscar caminos concretos para contribuir al bien común. Las religiones desempeñan un papel particular a este respecto, en cuanto enseñan a la gente que el auténtico servicio exige sacrificio y autodisciplina, que se han de cultivar a su vez mediante la abnegación, la templanza y el uso moderado de los bienes naturales. Así, se orienta a hombres y mujeres a considerar el entorno como algo maravilloso, digno de ser admirado y respetado más que algo útil y simplemente para consumir. Un deber que se impone a quien tiene espíritu religioso es demostrar que es posible encontrar alegría en una vida sencilla y modesta, compartiendo con generosidad lo que se tiene de más con quien está necesitado.”
¿Qué dejaréis a la próxima generación?
Al dirigirse a los católicos, el Papa hizo hincapié en la unidad. Sus palabras en la vigilia con los jóvenes ofrecieron todo un panorama de la teología de la unidad. Aunque pueden haber superado la capacidad de atención de peregrinos cansados que llevaban velas en la oscuridad, dio un magistral esbozo del esfuerzo de san Agustín por aferrar el significado de la Trinidad, la doctrina central del cristianismo. Y lo utilizó para hacer una llamada a la unidad dentro de la Iglesia.
“Lamentablemente, la tentación de ‘ir por libre’ continúa. Algunos hablan de su comunidad local como si se tratara de algo separado de la así llamada Iglesia institucional, describiendo a la primera como flexible y abierta al Espíritu, y a la segunda como rígida y carente de Espíritu.”
“La unidad pertenece a la esencia de la Iglesia; es un don que debemos reconocer y apreciar. Pidamos esta tarde por nuestro propósito de cultivar la unidad, de contribuir a ella, de resistir a cualquier tentación de dar media vuelta y marcharnos. Ya que lo que podemos ofrecer a nuestro mundo es precisamente la magnitud, la amplia visión de nuestra fe, sólida y abierta a la vez, consistente y dinámica, verdadera y sin embargo orientada a un conocimiento más profundo”.
Y a los jóvenes les recordó, una y otra vez, la responsabilidad de transmitir su fe a los otros.
“¿Qué dejaréis a la próxima generación?”, preguntó en la homilía de la misa final. “¿Estáis construyendo vuestras vidas sobre bases sólidas? ¿Estáis construyendo algo que durará? ¿Estáis viviendo vuestras vidas de modo que dejéis espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, rechazarlo incluso en nombre de un falso concepto de libertad? ¿Cómo estáis usando los dones que se os han dado, la ‘fuerza’ que el Espíritu Santo está ahora dispuesto a derramar sobre vosotros? ¿Qué herencia dejaréis a los jóvenes que os sucederán?”.
Y les invitó a ser los profetas de una nueva sociedad: “Una nueva era en la que el amor no sea ambicioso ni egoísta, sino puro, fiel y sinceramente libre, abierto a los otros, respetuoso de su dignidad, un amor que promueva su bien e irradie gozo y belleza. Una nueva era en la cual la esperanza nos libere de la superficialidad, de la apatía y el egoísmo que degrada nuestras almas y envenena las relaciones humanas”.
Antes les había recordado a “aquellos pioneros –sacerdotes, religiosas y religiosos– que llegaron a estas costas y a otras zonas del Océano Pacífico, desde Irlanda, Francia, Gran Bretaña y otras partes de Europa. La mayor parte de ellos eran jóvenes –algunos incluso con apenas veinte años– y, cuando se despidieron para siempre de sus padres, hermanos, hermanas y amigos, sabían que sería difícil para ellos volver a casa. Sus vidas fueron un testimonio cristiano, sin intereses egoístas”.
Esa fuerza solo puede venir de Dios, si le dejamos actuar en nosotros. “El amor de Dios puede derramar su fuerza sólo cuando le permitimos cambiarnos por dentro. Debemos permitirle penetrar en la dura costra de nuestra indiferencia, de nuestro cansancio espiritual, de nuestro ciego conformismo con el espíritu de nuestro tiempo. Sólo entonces podemos permitirle encender nuestra imaginación y modelar nuestros deseos más profundos. Por esto es tan importante la oración”.
Una inmensa tarea por delante
Reconstruir la Iglesia católica, en Australia como en otras partes, es una empresa ingente. En los medios de comunicación del país, las protestas de víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes casi eclipsaron el exuberante recibimiento dispensado al Papa. Hubo insistentes demandas de una petición de perdón, y el Papa la hizo (en Sydney, durante la misa con obispos, seminaristas y novicios): “Estos delitos, que constituyen una grave traición a la confianza, deben ser condenados de modo inequívoco. Han provocado gran dolor y han dañado el testimonio de la Iglesia. (…) Las víctimas deben recibir compasión y asistencia, y los responsables de estos males deben ser llevados ante la justicia”.
Pese a las sombras, la calurosa acogida a Benedicto XVI en Sydney muestra que el cristianismo no está muerto, ni siquiera en letargo. Banderas de docenas de países ondeaban al recio viento que soplaba en los momentos finales de la JMJ. Entre ellas estaba la roja de la República Popular China. Incluso allí, bajo un régimen oficialmente comunista, hay entusiastas del Papa. En los cinco últimos años un laicismo resentido ha intentado encerrar la religión en un armario. Libros de ateos proselitistas han cautivado la atención de los medios. Ahora, tras una semana de expresión de religiosidad alegre y sin complejos en las antípodas, todo el mundo sabe que hay una alternativa viable. Dios ha vuelto al terreno de juego.

viernes, 18 de julio de 2008

DIOS TE BENDIGA

Ayer recorrí avenida Italia, casi casi de punta a punta. Dios te bendiga, Dios te bendiga, Dios te bendiga, en todas las columnas del cantero central, que son montones. Hoy, día de fiesta patria, caminé un rato por Ricaldoni, dándole la vuelta al Estadio: Dios te bediga, Dios te bendiga, Dios te bendiga, en cada una de las columnas. Y anteayer pasé por bulevar Artigas, a la altura de la iglesia de Tres Cruces: Dios te bendiga, Dios te bendiga, Dios te bendiga, también en el cantero, también en cada farol. Y Dios me bendijo, además, desde la tapa de un container de la basura.

Me dijo alguien, hace unos días: -¿Sabe que esos letreros los pintó un tipo que estuvo en la cárcel y salió hace poco, y lo hace como señal de arrepentimiento?

No, no lo sabía. Tampoco sé si el dato es posta-posta. En todo caso, por más que el saludo sea óptimo y buena la intención, tengo dudas sobre el medio que ha empleado el hombre...

miércoles, 16 de julio de 2008

DATOS PARA PENSAR

Hoy leí en el diario una noticia que me preocupó: mañana será el DÍA NACIONAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO. El Ministerio de Salud Pública difundirá un manual sobre el tema en el que se encuentran estas cifras alarmantes: en 2007 hubo en Uruguay 599 suicidios y 1.600 tentativas.
En Internet encontré dos artículos del Dr. Federico Dajas, Jefe del del Departamento de Neuroquímica del Instituto de Investigaciones Biológicas "Clemente Estable", con este título: "Alta tasa de suicidio en Uruguay". Escribe este científico en un artículo de 2001:

"En 1998 se comunicó la existencia de una epidemia de suicidio y depresión en el país, la que no fue corroborada oficialmente pese a que el concepto regresa periódicamente. (...) Las tasas de suicidio de los últimos 25 años muestran un incremento gradual pero marcadosobre el final de la década de los 90, que llega a un aumento significativo en 1998 el cual retrocede en 1999. (...) En el análisis por edades se detecta un cambio en relación a estudios anteriores con un aumento de la tasa sobre todo en hombres jóvenes (20 a 24 años y 40 a 50 años) y un aumento concomitante en la mujer adolescente y madura. No existe correlación significativa con la tasa de desempleo, ni con el cambio de ésta".

En el manual del MSP, por otra parte, se lee que las causas del suicidio serían: el aislamiento, el desapego, la desesperanza, vivir mal, las frustraciones, la falta de proyectos, la depresión y algunas situaciones "de molestia".

Para mí que, entre las causas, falta un factor esencial. A su vez, a ver ¿qué hacemos?...

martes, 8 de julio de 2008

EL CABALLO DE TROYA GALOPA, GALOPA...


No es que yo tenga nada en contra de España, sino al revés: soy deudor insolvente de gratitud por lo que recibí en ella durante los 8 años más importantes de mi vida. Por eso, y porque nos afecta especialmente lo que pasa en la "Madre Patria", no pocas veces traigo a este blog cuestiones de la actualidad española. En concreto, todos saben que, desde que asumió el nuevo gobierno de Zapatero, la ofensiva laicista se ha lanzado a fondo. Éstas notas de Juan Manuel de Prada en www.arguments.es explican bien "cómo viene la mano".



Se ha interpretado la ofensiva laicista anunciada por la vicepresidenta De la Vega como una especie de «liebre» -en afortunada expresión de Ignacio Camacho- que se lanza para desviar la atención de otros asuntos más conflictivos o perentorios. Pero pecaríamos de ingenuidad si nos negásemos a avizorar el propósito de ingeniería social que subyace en la ofensiva. La sociedad está compuesta por individuos; y los individuos son, en su inmensa mayoría, religiosos por naturaleza. El Estado, como construcción estructural de la sociedad, tiene la obligación de atender la religiosidad de los individuos que la componen y de hallar soluciones que permitan que las distintas sensibilidades religiosas puedan coexistir en pacífica convivencia. La Constitución española, al consagrar el principio de aconfesionalidad del Estado, dio solución a este problema: a la vez que ninguna religión tiene carácter estatal, los poderes públicos se comprometen a mantener relaciones de cooperación con las diversas confesiones, atendiendo a las creencias de la sociedad; de donde se desprende que dicha cooperación tiene que ser especial con la Iglesia Católica, por encarnar -históricamente, pero también hic et nunc- la fe mayoritaria de los españoles. Esta solución constitucional coincide con el ideal del Estado pluralista moderno; y supera por igual fórmulas coactivas de otras épocas (en donde una mayoría aspiraba a imponer su religión a los demás) y también la fórmula liberal, que propone que el Estado se mantenga ajeno o indiferente a las creencias religiosas de los ciudadanos.

El ideal laicista es una conjunción nefasta de la fórmula liberal y de las fórmulas coactivas de otras épocas. Propone que la religión sea un asunto privado; pero su íntimo, inconfesable anhelo, consiste simplemente en eliminar la religión como realidad, tanto en lo público como en lo privado, empezando por lo primero. Y es que el laicismo sabe que una religión confinada en el ámbito privado no es religión propiamente dicha: la religión tiene que ser forzosamente social, puesto que el hombre lo es («zoon politikón», lo definió Aristóteles); y, en consecuencia, tendrá que irrumpir en la vida pública. Tratar de reprimir las manifestaciones sociales del sentimiento religioso, que es el más complejo de todos los afectos intelectuales, pero también el más tenaz y violento, sólo trae dolor al cuerpo social. Así ocurrió, por ejemplo, cuando a Azaña se le ocurrió decretar la desaparición repentina de la religión en España.
A nadie se le escapa que la nueva ofensiva laicista anunciada por el Gobierno tiene como único propósito extirpar el ascendiente de la religión católica sobre la sociedad española. Y ya se sabe que el hombre, extirpado de religión, empieza a supurar superstición. El Gobierno entiende -y entiende bien- que la religión es la última defensa que protege al hombre frente a las supersticiones laicas. Entiende también que, confinada en el ámbito privado, la religiosidad del hombre se agosta y termina por fenecer. Y entiende, en fin, que, con su religiosidad fenecida, el hombre deviene más frágil y manipulable, más dúctil a cualquier ejercicio de ingeniería social. Resulta muy dilucidador que la vicepresidenta De la Vega, a la vez que anunciaba la ofensiva laicista gubernamental, adelantase un rimbombante «Plan de Derechos Humanos».
El hombre religioso sabe, como Benedicto XVI afirmó en su reciente discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, que los derechos humanos se basan en una ley natural inscrita en su corazón, presente en las diferentes culturas y civilizaciones; y que, por lo tanto, son universales y anteriores a cualquier forma de organización política. El hombre al que le ha sido extirpada la religión no le queda sino abrazarse a la superstición laica, según la cual el sentido y la interpretación de esos derechos humanos pueden variar, dependiendo del contexto político de cada momento; de este modo, los derechos humanos dejan de ser una propiedad humana universal e inalienable, previa a cualquier forma de organización política, para convertirse en concesión graciosa del gobierno de turno, que podrá configurarlos a su libre antojo y hasta enajenarlos.
Creo, sinceramente, que la ofensiva laicista del Gobierno es mucho más que una liebre, querido Ignacio: es el caballo de Troya del Régimen.

miércoles, 2 de julio de 2008

ESTE MUNDO ESTÁ LOCO, LOCO, LOCO



En Europa quieren echar a los inmigrantes, ignorando que gracias a ellos se mantiene relativamente estable la población de esos países, y se preocupan celosamente de legislar sobre los derechos de los gorilas, los chimpancés y los orangutanes. ¡Suerte para ellos! Interesante por demás la nota de Rafael Serrano en Aceprensa.

PROYECTO "GRAN SIMIO" TOMADO EN SERIO


Al tercer intento, una comisión del Parlamento español ha aprobado una moción, presentada por un diputado de Izquierda Unida, a favor de que el país se adhiera oficialmente al Proyecto Gran Simio (PGS), una propuesta de extender nuestra “comunidad de iguales” a chimpancés, orangutanes y gorilas. Como, según dicen los promotores, esos animales poseen unas “facultades mentales” semejantes a las humanas, así como una “vida social y emocional rica y variada”, merecen que se les reconozca unos “derechos morales fundamentales, que se pueden hacer valer ante la ley”.

En la anterior legislatura, dos mociones similares no salieron adelante porque –dicen los mismos partidarios del PGS– se tergiversó la iniciativa presentándola como si fuera una pretensión paradójica de otorgar “derechos humanos” a los animales, y se hizo burla de ello. Esta vez, los proponentes pusieron cuidado en subrayar que en absoluto se trata de eso, sino de “hacer todo lo posible por conservar una especie”.
Pero la moción aprobada no se limita a eso. Ante todo insta a “adecuar la legislación española a los principios del Proyecto Gran Simio”. En consecuencia pide prohibir la “experimentación o investigación cuando ello pueda producir daño a los simios y no redunde en su beneficio”, así como “la tenencia con fines comerciales o en cualquier tipo de espectáculo”. También propone definir “un tipo penal agravado para los casos de comercio, tenencia ilegal o maltrato de simios”. Finalmente, demanda que el gobierno promueva ante los organismos internacionales medidas para proteger a los grandes simios del “maltrato, la esclavitud, la tortura, la muerte y la extinción”.

Barrera infranqueable
El mayor problema de esta iniciativa parlamentaria es que cuando se toman realmente en serio los principios del PGS, se cae en el ridículo. Lo explica con acierto Leopoldo Prieto López en su reciente libro El hombre y el animal (1).
El PGS es idea, principalmente, del filósofo australiano Peter Singer, quien la expuso en la obra programática del mismo nombre (2). En ella se contiene la “Declaración sobre los grandes simios”, que señala: “El objetivo de toda nuestra empresa es establecer de nuevo el estatuto moral de los chimpancés, los gorilas y los orangutanes, y la aceptación en calidad de persona de algunos animales no humanos”. La razón es que, a la vista de los conocimientos científicos sobre las facultades de esas especies, “la barrera moral que trazamos entre nosotros y ellos es indefendible”. Por tanto, el PGS exige que se reconozcan para los simios tres “principios o derechos morales fundamentales”: a la vida, a la libertad y a no sufrir tortura.


Pero la barrera indefendible se muestra a la postre infranqueable aun para los firmantes de la Declaración. Como señala Prieto López, si se admite de verdad que los simios forman con los humanos una “comunidad de iguales”, se ha de llevar todo eso a las últimas consecuencias. La defensa jurídica del derecho a la vida supondría no solo, como pide la iniciativa del Congreso español, castigar más duramente al humano que mate a un simio, sino además juzgar y condenar a los simios que maten a otra “persona”, humana o simiesca. Pero ¿en serio creen los del PGS que se puede exigir responsabilidades penales a un animal?
Parece que no, por lo que dicen en el punto sobre la privación de la libertad de los miembros de la comunidad de los iguales. “La detención de quienes hayan sido condenados por un delito, o de quienes carezcan de responsabilidad penal, solo se permitirá cuando pueda demostrarse que es por su propio bien, que resulta necesaria para proteger al público de un miembro de la comunidad que claramente pueda constituir un peligro para otros si está en libertad. En tales casos los miembros de la comunidad de los iguales deben tener derecho a apelar ante un tribunal de justicia, bien directamente o, si carecen de la capacidad necesaria, mediante un abogado que los represente” (la cursiva es nuestra).
Uno se imagina despachos de abogados especializados en defender a simios. Pero no los habrá, porque nuestros iguales tendrán que recurrir al turno de oficio.

Para tratar bien a los animales
El tercer derecho fundamental, la prohibición de la tortura, conduce a aporías semejantes. “Se considera tortura, y por tanto es moralmente condenable, infligir dolor grave, de manera deliberada, a un miembro de la comunidad de los iguales”, etc. ¿Qué condena moral impondremos a los simios que hacen daño a otros? ¿Cómo les notificaremos la prohibición legal de torturar? ¿Cómo probaremos su intención dolosa si la incumplen? Volvemos a comprobar que la supuesta comunidad de iguales no es tal, pues las determinaciones jurídicas de los principios que la afirman solo pueden afectar a los hombres, únicos seres sobre la Tierra con responsabilidad moral, a los que se puede mandar y prohibir.
Cosa que siempre ha sido generalmente reconocida y no ha impedido exigir (a los humanos) el deber moral y aun legal de tratar bien a los animales. Esto resulta aún más claro para quien los considera, juntamente con los humanos mismos, criaturas de Dios. Así, la crueldad con los animales no es una violación de un derecho subjetivo de ellos, pero supone un desprecio que degrada al hombre que la comete y ofende al Creador, señor de los hombres y de las bestias (cfr. Catecismo de la Iglesia católica, nn. 2415-18).
Peter Singer no comparte esas ideas. Su llamada en favor de los grandes simios se basa en que les atribuye un grado de conciencia, una vez que llegan a tenerla. Por eso, él niega expresamente el derecho a la vida al bebé de pocos días, porque lo considera sin conciencia, a diferencia de un animal superior más crecido. Alguien debería advertir a los simios que Mr Singer no les defenderá contra el infanticidio.
-----------------------------NOTAS
(1) El hombre y el animal. Nuevas fronteras de la antropología, BAC, Madrid (2008), 572 págs., 29 €. El apartado dedicado al PGS está en las pp. 78ss.
(2) Paola Cavalieri y Peter Singer (eds.), El Proyecto Gran Simio: la igualdad más allá de la humanidad, Trotta, Madrid (1998), 400 págs., 18,50 €.



lunes, 30 de junio de 2008

CÓMO DA LA COMUNIÓN EL PAPA

Reproduzco la noticia difundida por Zenit, porque me parece un signo importante.

El Papa seguirá distribuyendo la comunión de rodillas y en la boca.
Explica el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.
CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 26 junio 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI distribuirá habitualmente la comunión a los fieles de rodillas y en la boca, ha anunciado el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

En una entrevista concedida a la edición italiana del 26 de junio de "L'Osservatore Romano", monseñor Guido Marini responde a quien se pregunta si el Papa mantendrá esta práctica que pudo verse en su último viaje a Italia, a las localidades de Santa María de Leuca y Brindisi.

"Creo realmente que sí --considera--. En este sentido, no hay que olvidar que la distribución de la comunión en la mano sigue siendo todavía, desde el punto de vista jurídico, un indulto a la ley universal, concedido por la Santa Sede a las conferencias episcopales que lo hayan pedido".
"La modalidad adoptada por Benedicto XVI tiende a subrayar la vigencia de la norma válida para toda la Iglesia",
aclara.

Esta modalidad de distribución del sacramento, dice, "sin quitar nada a la otra, subraya mejor la verdad de la presencia real en la Eucaristía, ayuda a la devoción de los fieles, introduce con más facilidad en el sentido del misterio. Aspecto que en nuestro tiempo, pastoralmente hablando, es urgente subrayar y recuperar", aclara.
A quien acusa a Benedicto XVI de querer imponer modelos preconciliares, el maestro de las celebraciones litúrgicas explica que "términos como 'preconciliar' y 'postconciliar' me parece que pertenecen a un lenguaje que ya ha sido superado y, si se utilizan con el objetivo de indicar una discontinuidad en el camino de la Iglesia, considero que son equivocados y típicos de visiones ideológicas muy reductivas".

"Hay 'cosas antiguas y cosas nuevas' que pertenecen al tesoro de la Iglesia de siempre y como tales deben ser consideradas. Quien es sabio sabe encontrar en su tesoro tanto unas como otras, sin tener otros criterios que no sean evangélicos y eclesiales". "No todo lo que es nuevo es verdadero, como tampoco lo es todo lo antiguo. La verdad atraviesa lo antiguo y lo nuevo y a ella debemos tender sin prejuicios".

"La Iglesia vive según esa ley de la continuidad, en virtud de la cual, conoce un desarrollo arraigado en la tradición. Lo importante es que todo esté orientado a una celebración litúrgica que sea verdaderamente la celebración del misterio sagrado, del Señor crucificado y resucitado, que se hace presente en su Iglesia, reactualizando el misterio de la salvación y llamándonos, según la lógica de una auténtica y activa participación, a compartir hasta sus últimas consecuencias su misma vida, que es vida de don de amor al Padre y a los hermanos, vida de santidad".

martes, 24 de junio de 2008

TE INVITO A UN NUEVO BLOG

Hace 10 años tuve el privilegio de estar en Cuba, cubriendo la información del viaje del Santo Padre Juan Pablo II a la isla. Un año más tarde publiqué con El Observador la crónica completa de aquellos días inolvidables. Ahora me decidí a irla volcando en un blog, con las fotos que entonces saqué.

Los invito a revivir unos días que ya son historia... y a rezar un Avemaría a la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, encomendándole el pueblo cubano, que merece mejores tiempos.

http://www.cubaeraunafiesta.blogspot.com

viernes, 20 de junio de 2008

CONSIGNA: "¡SALVAR A ESPAÑA!"

Acabo de leer esta crónica en el ABC de Madrid del 8 de mayo pasado. Da para pensar "a ver qué hacemos"... ¿Estás segura/o de querer irte a España? ¿Cuál sería tu idea?


LAURA VILLENA
. BRUSELAS.
Un día después de que saliese adelante la propuesta de crear una subcomisión para la “interrupción voluntaria del embarazo” en la comisión parlamentaria de Igualdad, y una vez sobrepasada la línea roja de los 100.000 abortos en nuestro país, como lo confirmó el pasado enero el Ministerio de Sanidad, el Instituto de Política Familiar Europeo (IPFE) confirmó ayer que España se ha consagrado ya como el país en el que más se ha disparado el número de abortos en los últimos diez años.

España se ha desinhibido y, en la última década, el número de interrupciones del embarazo se han duplicado pasando de 51.002 a 101.592 entre 1996 y 2006, lo que coloca a nuestro país a la cabeza de la UE en incremento de abortos con un aumento del 99%, y en el pelotón de seis países de la UE –junto a Francia, Italia, Reino Unido, Rumania y Alemania- que suman en total más de 900.000 abortos anuales.

Las cifras españolas, publicadas ayer en el estudio anual “Evolución de la familia en Europa” del IPFE, son dobladas, sin embargo, por Francia o Reino Unido, donde el número de abortos ascendió en 2006 a 206.311 y 194.353 respectivamente, y ampliamente superadas por Rumania, donde esta práctica se utiliza casi como método anticonceptivo y donde los 150.246 abortos contados hace dos años pasan desapercibidos ante los realizados de manera ilegal.

Divorcios y prestaciones

Además de casarse cada vez más tarde, y de ser los que más esperan para tener su primer hijo (30,88 años para las mujeres), los españoles parecen haberse convertido en los mayores aficionados al divorcio en la UE y tienen cada vez menos problemas para romper su acta de casados: dos de cada tres matrimonios acaban en divorcio en España según datos de 2006.

En una Europa donde el número de matrimonios ha caído un 23,9% desde 1980 y en la que las parejas dejan pasar cada vez más años para subir al altar (la mayoría de hombres espera a los 31 y ellas hasta los 29), España destaca entre los tres países en los que más ha crecido el número de rupturas (126.952 divorcios en 2006), junto a Bélgica y Luxemburgo. Aún así nuestro país continúa siendo uno de los Estados en los que más duran los matrimonios (cerca de trece años) superado sólo por Italia, donde se suelen alcanzar los diecisiete.

Mientras los hogares europeos tienen cada vez menos miembros –incluso dos de cada tres no tienen niños-, España destaca como uno de los países con mayor número de miembros por hogar (2,9), cosa que el IPFE explica a través de la llegada de inmigrantes que han convertido a nuestro país en la nación que más ha crecido en los últimos años (4,6 millones de nuevos habitantes entre 2000 y 2007).

El perfil de las familias españolas está cambiando pero el Gobierno sigue destinando escasas cantidades del presupuesto a políticas familiares y a la concesión de prestaciones. Mientras la UE destina el 2,1% de su PIB a ayudas familiares, España apenas aporta el 1,2% de su crecimiento económico.

martes, 17 de junio de 2008

POR LAS CALLES DE MONTEVIDEO

A las tres y media de la tarde, de esto hace ya un tiempo, la señora Manuela salió de su casa para ir a visitar a doña Dolores, una amiga suya imposibilitada de moverse a causa de su edad y, sobre todo, de su ceguera. Unas semanas antes habían conversado por teléfono y la señora Manuela esperaba el día oportuno para acercarse a la residencia de su amiga, que vive un poco más allá de la Unión, en Maroñas.

Aquella misma tarde, el sacerdote estaba en la zona del barrio Artigas, en Instrucciones y Camino Mendoza; desde ahí debía trasladarse hasta la Avenida Bolivia, cerca de los Portones de Carrasco. En otras palabras, tenía que cruzar de una punta a otra la ciudad. Sin tener un mapa a mano y fiado del instinto, recorrió con la imaginación -imprecisamente, ya que no domina el entrevero de calles y avenidas de una zona tan extensa- el camino más corto que podía seguir y calculó que no le llevaría más de tres cuartos de hora.
A las tres y media de la tarde la señora Manuela salió hacia la parada del ómnibus. Su amistad con doña Dolores había empezado al poco tiempo de conocerse en el “Club de las Abuelas”, al que había ingresado hace unos años, después de enviudar. ¡Qué ratos tan buenos los que ha transcurrido en el Club! Las abuelas se reúnen mensualmente y juegan a las cartas; pasean, cosen u conversen de acontecimientos familiares presentes y pasados a los que dedican la mayor atención: proponen una idea, dos, diez soluciones; recuerdan e1 caso de aquella otra persona a la que le pasó algo muy parecido, no sé si es conté alguna vez… Y las otras abuelas escuchan, interrumpen, aclaran y confunden los relatos que es una delicia.

Doña Dolores, que ya no ve, espera a Manuela con la serena alegría que dan los años. Su amiga tiene 66 años y es bastante más joven que ella. Hay que ver cómo la ayuda; le hace mandados, le trae noticias, le lee las revistas, le ordenas el cuarto… Dentro de un rato ya estará aquí. Doña Dolores siente menos el frío pensando en su visita.

Ya habían dado las cinco y media cuando el sacerdote se puso en marcha. La ruta seguía tan vaga como antes, lo que le daba al viaje un interés especial, cierto carácter de “descubrimiento”. En varias ocasiones el sacerdote debió decidir, poniendo a prueba su sentido de orientación, fallado de origen, si doblar a la derecha, a la izquierda o si seguir en la misma dirección que traía. En Camino Mendoza y Aparicio Saravia optó por tomar este último, con intención de alcanzar Gral. Flores más arriba del hipódromo. Lo hizo así, pero sin ningún motivo continuó Cuchilla Grande —José Belloni dicen los carteles, pero va se sabe que el callejero montevideano oficial y el popular están un poco peleados— y se dejó llevar por ella: por aquí, no sé por qué, vamos bien, pensó.

La señora Manuela alegró a doña Dolores durante casi dos horas. La puso al corriente de su familia, especialmente de su hija menor, con la que vivía, y de sus nietos. Hablaron del tiempo, cómo no y de la salud de la abuela ciega, que no es buena. Manuela la tranquilizó contándole el caso de una conocida común que sufría de lo mismo desde hacía años y que ahora, gracias a Dios, había mejorado muchísimo. Eso sí, hay que cuidarse un poquito ¿verdad? Doña Dolores estaba realmente contenta con la visita. La agradeció mucho, porque venirse hasta aquí con este tiempo... Manuela no quiso ni escucharla, hágame el favor, con muchísimo gusto, si en el ómnibus es un paseíto. Se despidieron hasta pronto, hasta pronto y ¡gracias! La señora Manuela, despacito, se dirigió hacia la parada de 8 de Octubre para tomar el ómnibus de vuelta a casa.

Dejarse llevar por Cuchilla Grande fue un error imprevisible: ¿cómo podía adivinar el sacerdote que la calle está sometida a un tratamiento de ensanche y repavimentación? En consecuencia, “desvío”, “calle cerrada”, “calle cerrada”, “desvío”… Después de algunos tropiezos y de vencer algunas vacilaciones sobre la conveniencia de la ruta elegida, nuevamente tomó Belloni, unas tres cuadras antes de la Parroquia Santa Gema.
Y llegó a 8 de Octubre. Detuvo la marcha: a cualquier hora, y más a las seis y cuarto de la tarde, hay que dejar pasar, para pasar después. Miró a la izquierda y enseguida a la derecha. No entendió lo que ocurría. Aturdido, boquiabierto, arrima el coche a la vereda y baja corriendo. (Fue un auto, sin ningún ruido, ¡pasmoso!). Es el primero en llegar. Casi de rodillas, lentamente, mientras hace la señal de la Cruz sobre la cabeza de la señora Manuela, le dice: “Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre…” Ella ha hecho un levísimo movimiento, que no han podido ver los que enseguida se acercan horrorizados y seguros de que está muerta.

El sacerdote llegó a su destino sintiendo el golpeteo del corazón en el pecho. No sabe bien por qué camino fue, ni tiene importancia. Intuye que sus demoras, vueltas y revueltas estaban perfectamente previstas para que en aquella esquina de 8 de Octubre, ni un minuto antes ni un minuto después, se encontrara con Manuela, que venía de hacer, sin darse cuenta, una obra de misericordia. Como los hombres del Juicio final, se habrá admirado de que el Señor le agradeciera unos servicios que le prestó sin saberlo: "¿cuándo te vi enfermo y te fui a visitar?"

Días más tarde, el sacerdote confirmó su intuición, cuando supo que la señora Manuela muchas veces le pedía a Dios que no la hiciera sufrir en su muerte, porque no quería que los suyos sufrieran por ella. Se enteró, también, de que solía ir a la Gruta de Lourdes y que allí le decía a la Virgen, sencillamente, “ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.